Era mucho más que un clásico y terminó siendo mucho más. Es que San Martín terminó viviendo su domingo de resurrección gozando de una victoria vital ante Godoy Cruz de Mendoza por ese gol de Franco Toloza, respaldado por la enorme actitud de un equipo que buscó lo que necesitaba para recuperar su fe. Fue 1-0, apretado pero justo. Intenso, trabado. Duro pero trascendental para edificar un nuevo comienzo dentro de esta temporada en Primera División, sabiendo que quedan dos capítulos para cerrar esta primera parte. Lo necesitaba y lo logró. Ese tal vez sea el verdadero valor del triunfo en el clásico donde las formas pasaron a segundo plano, sabiendo que a los clásicos solamente se los gana.
De entrada fue San Martín el que propuso más aun con todas las limitaciones que arrastra. Con Watson y Jaurena manejando el medio, el Verdinegro fue a buscar al Tomba. Lo presionó, sin la claridad que uno ansia, pero con la personalidad de los que saben lo que quieren. Y claro, llegó con lo que pudo y Toloza tuvo la primera llegada a los 12′. Siguió insistiendo San Martín mientras Godoy Cruz se acomodaba. Y claro, el premio a la insistencia sanjuanina tendría premio. Llegó el minuto 32, con un corner desde la izquierda que no pudo ser despejado del todo por el fondo mendocino. Salió el rebote corto, tocó Watson con Jaurena que le dio de derecha para que en el camino, Toloza anticipara y venciera a Petroli. Por fin, gol. Por fin un grito sagrado de Toloza, por fin el corte a esa racha de 5 caídas consecutivas.
En el complemento, toda la obligación tenía que ser de Godoy Cruz. Y la asumió pero con demasiadas limitaciones futbolísticas que lo fueron llevando a ser un equipo de pelotazos, de mucho juego aéreo. Y San Martín aceptó el desafío de aguantarlo a pie firme. No pudo meter ninguna contra para poder cerrarlo pero respondió desde lo anímico y desde lo físico para sostener la victoria. Los cambios de Romagnoli lo fueron llevando más cerca de Borgogno. Hubieron un par de sustos pero no llegó a ser empate. San Martín demostró que se puede volver a empezar. Se dio una dosis de autoestima en un momento decisivo del torneo. Queda poco pero se puede y eso fue lo que el clásico le dejó claro al Verdinegro.
Con puntos altos en defensa, con una enorme actitud colectiva e individual, San Martín vivió un domingo de gloria en un momento clave para todos.