Fue una de las "chicas Olmedo" que con su figura y simpatía ratoneó al país en los ’80. Pero con el nuevo siglo llegó la noche. Hace cinco años, una cámara oculta de PuntoDoc mostró a su ex marido, el cirujano plástico Alberto Ferriols con un travesti y eso, asegura, estigmatizó su vida. Después de caminar juzgados, necesidades y lágrimas, asegura que Pergolini -responsable de ese programa, y al que increpó en persona días atrás- "se lava las manos" y repite que la prohiben. A punto de recalar en San Juan con una espectáculo revisteril donde se la verá bailar, cantar y jugar con el público (ver aparte), la sanjuanina que está de vuelta con su caso en distintos programas de TV (el detonante fue una nueva dilatación de la causa, debido a que el abogado de la productora recusó al juez) charló con DIARIO DE CUYO.
– Regresás a la provincia, esta vez con todas las plumas…
– Sí, estoy chocha, muy emocionada. Vamos hacer una gran revista con La Cocó, que es un trasformista divino y el empresario que me convocó. Será un music hall con mucho glamour, mucho strass, plumas y humor. Es un placer para mí llegar a la tierra del sol y el buen vino de esta manera.
– Hace poco le dijiste de todo a Pergolini y volviste a los medios ¿Qué te respondió?
– Se lavó las manos, se hizo el bobo, dijo que él no dio la orden y que no tenía importancia quién fue. Lógico que exploté y le conté todo mi calvario de estos últimos 5 años y medio. Antes busqué a su socio, Diego Guebel, pero me dijeron que acababa de salir de viaje. Pergolini tiene actitudes de psicópata.
– ¿Sentís que nadie se hace cargo?
– Sí, para ellos no tendrá importancia y minimizan todo, pero estoy llena de deudas, amargada, prohibida por mis pares y productores, recluida en mi casa tratando de mantenerme en pie como puedo.
– Meses atrás también se habló de un intento de suicido…
– No fue exactamente eso. Tomé unas pastillas para dormir porque no tenía dinero y porque me bajaron de Mitos, en América. Lo llamaron al productor de la serie y le dijeron que si yo estaba no salía al aire. Fue eso, quería olvidarme un poco de todo. No quería suicidarme ni mucho menos.
– Es una pesadilla sin fin ¿Qué te enseñó tanto dolor?
– Que tengo el amor incondicional del público, que debo velar por dos hijas maravillosas y que puedo contar con mi familia y mis amigos. También me enseñó a tener la fe necesaria para creer que pronto todo se va a solucionar.
– ¿Creés que la gente te apoya desde la compasión?
– No, me apoyan porque muchas mujeres se sienten identificadas con lo que me pasó. No soy la única.
– ¿Ferriols cumple con su cuota alimentaria?
– Sí, pero prefiero no mencionarlo en esta nota.
– Tus hijas crecieron ¿Saben lo que pasó? ¿Preguntan?
– Cuando preguntan trato de contestarle de la manera más sutil. Evito que vean los programas de chimentos. Trato de que Betina (5) y Noelia (8) vean sólo programas infantiles y películas de Disney.
– Tu juicio está como congelado ¿Hay una mano negra que frena todo? .
– Obvio, cuando hay mucha plata de por medio todo es posible. Creo que hay varias manos negras, no una. Son mega empresarios y estamos hablando de América, un medio muy poderoso.
– ¿En estos años hubo algún ofrecimiento económico?
– Sí, pero me quisieron dar dos pesos con cincuenta. Se olvidan que acá hay un escarnio público y de tremenda humillación.
– ¿Cerraste las puertas del amor? Podría ser un bálsamo en tu vida…
– Sí, pero no quiero saber nada con ningún hombre. Les perdí la confianza. Definitivamente, cerré todas las puertas.