Retumba el foyer y de lejos recuerda a un instrumento de percusión, pero no. No hay música hace tiempo en el Auditorio Juan Victoria, ni la habrá por varios meses más. Son los martillos de los obreros que trabajan retirando las placas de cielorraso de los foyers como parte de la primera etapa de refacciones encaradas en el mítico edificio, dañado tras el terremoto del 18 de enero pasado. 


"Está bastante avanzado, comenzamos el 31 de mayo con lo que sería la demolición del cielorraso. Llevan un 40 o 50 por ciento del total, que es una intervención sobre unos 2.100 metros cuadrados aproximadamente", dijo a DIARIO DE CUYO el ingeniero Marcelo Mattar, de la Dirección de Mantenimiento de la Secretaría de Obras Públicas, que tiene a su cargo la supervisión de las refacciones.


El complejo cultural es Monumento Histórico, por lo que no se podía realizar ningún tipo de acción sin la autorización de la Oficina Nacional de Monumentos, lo que finalmente se produjo a fines de abril y permitió iniciar los procesos administrativos para llevar adelante la obra. Además, en ese momento, el ministro de Cultura de la Nación, Tristán Bauer, se comprometió con la ministra local, Claudia Grynszpan, a enviar 15 millones de pesos para la restauración.


La empresa SAT resultó contratada para la obra y se calcula que tardará poco más de una semana en concluir la remoción, que realizan manualmente subidos a unos elevadores eléctricos, a 12 metros de altura. Cuando se hicieron las primeras inspecciones, los técnicos del gobierno concluyeron que debían evaluar si existía daño en el hormigón de la estructura del techo y para eso había que retirar todo el cielorraso.

"Se retiró la luminaria, el cielorraso y el bastidor de madera para dejar toda la estructura de hormigón a la vista. Van bastante rápido, yo calculo que 10 días más estaría terminado. La empresa SAT es la que está trabajando, con un presupuesto de 2 millones 91 mil pesos. Después se hará la evaluación de la supraestructura, a ver si ha generado algún daño estructural en ella. Esa evaluación la hace la Secretaría de Obras Públicas a través de la dirección de Planeamiento, con sus ingenieros y una consultora externa de técnicos especialistas en ingeniería estructural" contó Mattar, destacando que también interviene la Dirección de Patrimonio del Ministerio de Turismo y Cultura provincial. "Es un combinado de áreas que nos hemos puesto de acuerdo para el abordaje de esta primera etapa, porque si bien es una demolición, hay que cuidar la conservación de las maderas, de los pisos, de las luminarias. La empresa está trabajando muy bien. Usando unas tijeras elevadoras apoyadas sobre ruedas neumáticas, sobre fenólicos para que el piso del foyer, que es de travertino, no se vea dañado. Es una demolición que se va haciendo por etapas, por superficies limitadas, se coloca un nylon sobre las paredes revestidas en madera" explicó el ingeniero.


Algo que llevó tiempo y dedicación fue retirar las casi 100 luminarias. Son las lámparas tubulares instaladas cuando fue inaugurado el Auditorio hace 51 años, que tienen un metro cincuenta de largo por un poco más de un metro de diámetro. Para resguardarlas fueron almacenadas en grupos, indicando a qué foyer y qué fila pertenecen y permanecen guardadas en lo que antes era el café del complejo. 

Obra. Izq. Vista del Foyer norte aún con los bastidores de madera. Arriba: las lámparas fueron almacenadas en el ex café del Auditorio.

De no encontrarse ningún daño en el techo de hormigón y columnas, se avanzará con la instalación del nuevo cielorraso de los foyers norte, el sur y de los dos más pequeños de ingreso a la sala y posterior. Será con placas más livianas, nuevo cableado eléctrico y los conductos para instalar en algún momento un sistema de climatización frío-calor con un presupuesto disponible de 13 millones de pesos, según consta en el proyecto. 


Por el terremoto también resultó dañado el gran órgano Walker de la sala, sin embargó aún no se comenzó con la restauración (que costaría un millón y medio de pesos, monto que absorberá el Ministerio de Cultura de Nación) encargada al ingeniero Carlos Merlassino, organero de la UBA, que no regresó a la provincia aún, según confirmó el director del Auditorio, Rolando García Gómez. Además, en marzo se había informado que la sala donde está instalado el instrumento había sufrido algunas grietas menores y que la dirección de Planeamiento debía elevar un informe. Pero, al menos Mattar no sabía nada al respecto.