El ritmo cubano hizo estragos el viernes por la noche en el comedor del Palomar. De la mano del Septeto Matamoros, la gente aprendió a bailar desde salsa hasta merengue con el encanto latinoamericano de una de las bandas más tradicionales de Cuba. La movida fue organizada por la asociación Musa de Los Andes y la fundación Música Esperanza.