Primero estudió teatro. Andinista, siguió con la acrobacia. Y al final, hace seis años sumó la danza. Profesor en la Escuela Metropolitana de Arte Dramático (EMAD), entrenador corporal y aéreo para actores en la carrera de Teatro en espacios abiertos, y tallerista de la Licenciatura de Artes Circenses (UNSAM) -entre otros logros-; Germán Cabanás, el artífice de "Vigilias…’ dialogó con DIARIO DE CUYO sobre esta propuesta de fusión artística, que cada vez gana más adeptos en el país. 

 – De un tiempo a esta parte se ve mucho esto de fusionar lenguajes…

– Sí, muchísimo. Lo que sí me pasó mucho trabajando y estudiando en diferentes países, es que afuera hay un poco menos de prejuicio con respecto al encasillamiento de las artes escénicas. No hay esto de "voy a hacer danza’ o "voy a hacer teatro’, no, la gente hace lo que siente, como es el arte, que es una expresión sin prejuicios. Y bueno, está pasando acá y me doy cuenta que no tenemos nada que envidiar a otro país, sólo es animarse a hacer cosas nuevas y no encasillarse… 

– Las acrobacias ganaron terreno, antes se veían sólo en circos…

– Claro, hoy hay espectáculos de calle, en carpas, en teatros… se popularizó mucho por espectáculos grandes, con compañías como De la guarda o el Cirque du Soleil, con un formato más comercial de circo, que hacen que se televise, que se acerque más a la gente…

– ¿Y qué le decís a quien piensa que es algo complicado de entender?

– Que venga sin prejuicios y luego saque sus conclusiones. Como es un espectáculo en el que juega muy poco el intelecto, que apunta más a lo sensorial que al razonamiento, es muy accesible, nada rebuscado. Es para ir, disfrutar y pasar un buen rato. 

– ¿Los ortodoxos critican?

– No, porque me parece que la gente valora mucho el esfuerzo de hacer cosas diferentes. De todos modos, hay que formarse en las técnicas clásicas, porque son las que te permiten romperlas luego.

Si uno no tiene una base real de teatro, danza o acrobacia, no podés; no podés mezclar o romper lo que no está… Y después está el gusto personal, pero eso ya es otra cosa.

– ¿El consejo para los actores sería sumar sin descuidar las bases?

– Claro. Y no dejar de trabajar por el amor que le tenemos a lo que hacemos, porque es lo único que te sostiene cuando las cosas no salen como uno quiere.

Es muy fácil frustrarse en esta profesión de artistas, pero cuando se elige este camino, está el deber de tomárselo como un profesional y saber que el fracaso es parte de un aprendizaje, y que si se trabaja duro y con objetivos claros, tarde o temprano las cosas llegan y el sueño se cumple.