Fecha histórica para nuestra ciudad; después de poder ver -gracias la tenacidad principalmente de Ricardo Elizondo- óperas SIN teatro correspondiente, podemos asistir a un ópera en un teatro propio. Giuseppe Verdi (1813-1901) nació sólo 5 meses después de su "rival" alemán R. Wagner (+1883). Muchas diferencias entre ambos genios; aquí sólo menciono una respecto al tratamiento del amor. Nada hay más distinto por ejemplo que el concepto del amor de Tristán e Isolda (o de Sigfried y Brunnhilde) con el de Alfredo y Violetta.

El teatro La Fenice de Venecia le propuso estrenar una ópera para la primavera de 1853. Verdi y su libretista y amigo Francesco Piave se inspiraron en una comedia de Alexandre Dumas (h) "La dama de las camelias" de 1848, a la vez inspirada en una "cortesana" verdadera: Marie Duplessis quien a los 23 años murió de tuberculosis. El nombre elegido por Piave para la ópera era "Amore e Morte", temas que de hecho inician la Obertura con un bello y suavísimo Preludio de "Amor" a cargo de las cuerdas y la "Muerte" por consunción, ya que el sonido se va apagando (ya desde el Brindis inicial cuando todos cantan al amor, ella dice que es "un fior che nasce e muore"). ¡Ninguna soprano Wagneriana cantaría algo remotamente parecido! Y sin embargo y de una manera distinta hay una "inmolación femenina por su amado" lo cual sí es muy wagneriano. Pero hasta entonces los temas de las óperas se ubicaban en lugares y épocas remotas, pero aquí se proponía una mujer "poco virtuosa" contemporánea.

Hasta el barítono Varesi que debía interpretar el rol caballeresco de Germont calificaba a Violetta de vulgar prostituta. Por ello los directores del teatro pidieron cambiar la época de Napoleón III a la de Luis XIV. Verdi exigía que se vistiesen de modo acorde y no como en la época de Richelieu, pero debió acceder al cambio y a un elenco no apropiado. El tenor Graziani fue un Alfredo disfónico y cuando la soprano Salvini-Donatelli debió "desmayarse" por su tuberculosis portando una figura sumamente "pasada de peso" el público estalló en carcajadas. Pero habían aplaudido el preludio, por lo cual Verdi culpaba directamente a los cantantes. Al año siguiente se la volvió a ejecutar con cantantes elegidos por él y fue un resonante éxito pero sólo después de su muerte se la representó en Milán con trajes de la época.

Una ventaja de la ópera -sobre todo desde Mozart- sobre el teatro es que permite en duetos, tríos y hasta octetos, que varios canten su propia línea simultáneamente lo cual sería imposible en teatro. En "Traviata" que tiene coros (si no, no sería Verdi) y diálogos inteligibles se nota que es una musicalización de una obra teatral y no una ópera con libreto propio ni adaptación de Shakespeare. La única parte que debe ser un trabalenguas terrible para el Coro es el Coro de las máscaras del Acto III ("Largo al quadrupede"). Verdi ya viudo estaba "conviviendo" con Giuseppina Strepponi desde 1842 para horror del padre de su difunta esposa. Giuseppina era una "primma donna" aunque estaba perdiendo la voz. De naturaleza ardiente había tenido muchos amantes.

No era específicamente una "Traviata" pero... Se casaron en la más estricta intimidad en agosto de 1859. Tras el "Preludio", comienza como en Rigoletto (estrenada en 1851) con una fiesta. Gastone le presenta a Alfredo, quien dice estar enamorado. La primera aria con coro es "Libbiamo". Creo que la única aria operística más conocida que ésta por los argentinos es "Alta en el cielo" de Héctor Panizza (1875-1967). Es un amor más "placentero" que romántico. Cuando Alfredo entona "Di quell'amor che palpito", Verdi nos indica que Alfredo la quiere de verdad, con un amor "misterioso, altero" que ella no puede entender hasta que reflexiona "Ah forse é lui" y repite lo cantado por Alfredo, pero se detiene y con la famosa "Sempre libera" se dice que no es para ella.

En el Acto II están ambos felices viviendo en la campiña "Lunge da lei" y luego "De miei bollenti spiriti". Aparece Germont padre -el barítono Leonardo Estévez- quien al principio con desprecio pero luego descubriendo el amor profundo de Violetta para con su hijo "Nobili sensi invero" le pide que lo deje libre. La relación se va haciendo casi de padre a hija hasta el punto de que el canto de Germont "piangi, o misera" recuerda al "piangi fanciulla" de Rigoletto con su hija Gilda. Y luego para consolar a su hijo el aria: "Di Provenza il mar" también expresa su dolor. La arias de barítono para Germont no son "arias di bravura" como las de Rigoletto u otros barítonos "intensos".

Por ello en el estreno al barítono Varesi se quejaba de ello. Es que aquí traduce su constante duelo interno de su propio amor "misterioso" y confundido. El Acto III vuelve a lo festivo, en una escena de ballet aparecen las "gitanas" y los "matadores". La voz de Violetta es distante y en otra sintonía y la de Alfredo también va creciendo en ironía y enojo.

En el Acto III de nuevo los violines introducen en otro preludio la casa de Violetta. Lee la carta de Germont no cantando sino "declamando" y luego sí con plena voz "Addio del passato" se despide y ruega a Dio que la reciba a ella... una "traviata", y de nuevo el contraste, afuera el carnaval y adentro un suavísimo inicio del reencuentro de Alfredo con Violetta. Como un signo casi litúrgico (Verdi se había iniciado como organista en la parroquia de Roncole) el acompañamiento del "Parigi o cara" de Alfredo suena a órgano sin serlo y los pizzicati suaves su corazón. Violetta propone ir "a un tempio" , pero ya es muy tarde, su última aria cantada es "Gran Dio morir si giovine".

Si la Violetta del estreno daba risa, en el estreno sanjuanino Marina Silva no sólo posee una magnífica voz con precisión y volumen, sino que encarna el perfecto "physique du röle" y con poderoso sentido del drama: indudablemente "LA" figura de la ópera. También el barítono Leonardo Estévez lució un digno Germont.

El tenor Sebastián Russo mostraba un físico propio de un "joven Alfredo"; la "régie" del III Acto fue la mejor, recreando la luminosidad invernal con la nevada luminosa y permitió el lucimiento de Russo, que por no poseer un volumen potente de voz, encontró "su" estilo delicadísimo y para mí de los más hermosos de la noche en el inicio del "Parigi o cara". Buen desempeño del Coro y despliegue de bailarines. El foso orquestal estará, supongo, inspirado en el de Bayreuth, ya que la orquesta está escondida adentro y es lindo en cambio ver la cabecita del director asomando. Acá no lo vimos, ¡pero vaya si lo escuchamos! Magnífico sonido de esta ópera que utiliza tanto a las cuerdas de mil maneras, dirigida por un violinista.