"Muy positivo". Así definió Diego Poblete el trabajo realizado en la Residencia creativa coreográfica que dictó en el Teatro del Bicentenario, en el marco de Programa de Formación Profesional gratuita de la institución, a cargo de la prestigiosa bailarina Victoria Balanza. 


El coreógrafo y asistente de dirección del Teatro San Martín de Buenos Aires, trabajó durante 20 días con 36 bailarines sanjuaninos en una búsqueda que, según contó, dio buenos frutos. "Este tiempo ha sido muy fructífero para poder transitar una experiencia creativa, no teníamos la presión que hubiera un resultado rápido ni ya, nos pudimos tomar el tiempo de abordar el lenguaje desde otro lugar y de otra búsqueda, un tiempo de investigación que no se tiene habitualmente", aseguró y destacó que fuera de los grandes teatros porteños, el teatro local es el único que tiene este tipo de formación. 

"La danza en un arte que comunica, no quedarnos en lo meramente estético, por eso hacemos diferencia entre los conceptos de bailarín e intérprete". Diego Poblete.

El conocido profesional, que ya fue protagonista en el TB estrenando junto a Balanza la obra Momento, contó que instó a los alumnos a tomar "el cuerpo como objeto protagónico y de ahí generar un lenguaje propio, en base su fisicalidad y a lo que a mí me importó en esta residencia, a trabajar los patrones rítmicos del cuerpo; trabajar a la inversa de lo que se hace habitualmente. Que uno busca una música, después pone pasos sobre esa música y después pone escenografía y demás. Acá fue a partir del cuerpo, encontrar el lenguaje que comunicara porque otro de los objetivos es volver a la fuente de que la danza en un arte que comunica no quedarnos en lo meramente estético, por eso hacemos diferencia entre los conceptos de bailarín e intérprete, porque cuando uno hace este tipo de procesos llegas a un lugar de conocimiento más profundo y entonces después cuando tenés que abordar otro lenguaje o el de un coreógrafo, trabajás desde una interpretación más propia".


Se trabajó con dos grupos, uno formado por bailarines que vienen teniendo continuidad en las obras del teatro y un segundo con alumnos que por primera vez tenían relación con el complejo. "Fue positivo poder abrir la propuesta" dijo.


"Con el primer grupo todo fue crear en torno al cuerpo y a crear microrelatos y con el segundo, fue construcción de un solo que es lo que trabajaron durante la residencia, no sólo desde el lenguaje coreográfico, sino también desde un concepto espacial, de imagen, estético. Quedaron como pequeños solos, que tiene un contexto, un lenguaje y un concepto para comunicar. Con el grupo que ya nos conocíamos me tomé el atrevimiento de plantear un formato de obra, trabajar cada uno desde la individualidad y a partir de eso hacer un boceto de una estructura de obra. En base al material construido durante la residencia llegamos a un producto final que es un boceto de obra que ojalá en un futuro pueda ser parte de un material de una obra escénica real" adelantó el coreógrafo. "Están planteados por escenas y el distanciamiento social jugó un factor fundamental, hoy en día hay situaciones que no las podemos contemplar; no podemos tener el acercamiento al que estábamos acostumbrados, ir al suelo, buscarte, levantar el cuerpo del otro" aseguró Poblete y contó sobre cómo resolvieron esta limitación planteada por los protocolos sanitarios. 


Ya analizando el efecto de la pandemia en la danza, Poblete relató que durante todo el año pasado el San Martín trabajó solo en modo virtual y se refirió a los desafíos del regreso a la presencialidad. "Los protocolos son muy limitantes, hay obras que requieren cierto estado aeróbico y no se puede llegar a ese rendimiento usando doble barbijo, en Buenos Aires estamos con una situación más compleja",dijo y por eso aseguró sentirse "un privilegiado en San Juan" por la posibilidad de disfrutar del aire libre, los paisajes y notar cómo esos valores se "resignifican también en la escena". "Los formatos han cambiado tras la cuarentena, algunos a los que no les prestábamos atención como una instalación de museo, una performance, un video en Instagram, hoy se convirtieron en soporte de obra, en pequeños formatos" concluyó.


Por su parte, Victoria Balanza destacó que se haya podido "brindar a los bailarines algo no que no es usual, que es el tiempo para investigar, investigar sobre sus propios cuerpos con la guía de Diego Poblete. Fue muy enriquecedor, me siento muy feliz de los resultados, que son muy prometedores; he visto a los bailarines que aceptaron el desafío transformarse en sólo 9 clases. Creo que estamos en una etapa en la danza de la provincia, en la que podemos pensar en nuestros bailarines también como creadores además de intérpretes" sostuvo.