"La música es el arte más directo, entra por el oído y va al corazón", dijo una vez Astor Piazzolla el artista que revolucionó la forma de interpretar, componer y concebir el tango. Su visión y talento lo hizo trascender su época -y toda geografía- a tal punto que músicos de todo el planeta continúan rindiendo homenajes y tributos al celebrar lo que sería su cumpleaños número 100.

A su modo, el Teatro del Bicentenario hizo un aporte para conmemorar el centenario del natalicio a través de una visita artística que explora y recorre aspectos más interesantes de su trayectoria y obra. Más que un paseo donde habitualmente se escucha un relato oral sobre la biografía de una figura histórica, es una experiencia sensorial, intimista y particularmente musical. En cada pasaje (hay en total cuatro con una duración total de 40 minutos) se mencionan anécdotas, hechos, vivencias que tuvo Piazzolla en su niñez, juventud y también en toda su etapa como profesional, hasta su consagración como bandoneonista y compositor argentino.

Pero a medida que se avanza en el relato, suceden acciones que buscan el impacto visual y sonoro para captar la esencia del artista. Al iniciar la visita, los espectadores (aplicando el protocolo de distanciamiento en las butacas y filas para un cupo máximo permitido de 60 personas) aprecian la proyección de los cuadros más significativos de María de Buenos Aires, la recreación local que se estrenó en 2018 en el TdB y que fue una de las puestas más completas logradas hasta ahora en el país. En el siguiente nivel, la acción se trasladó a la Sala Auditorium, allí el músico Esteban Calderón ejecutó unas notas de bandoneón que, con el apoyo de una proyección digital, recreaban un fragmento de la operita compuesta por Piazzolla y Ferrer.

Sorpresivamente, un personaje icónico, El Duende (interpretado por el actor Silvio Guevara) aparecía en el escenario y recitaba: 'y así, por un silencio de corchea, vendrá -por fin- tu día: un alazano Domingo, que te hará con las más feas hojitas de un laurel de olor, la tierna y angélica belleza de sus ramos. / Tu día, nacerá del meridiano cachuzo del umbral en donde hornea su misa, algún poeta a contramano. Así sea, María, de cristiano. Así, de tuyo y nuestro... ¡Que así sea!'. Fue una instancia mágica de alguna manera, puesto que el bandoneón de Esteban, evocaba la Romanza del Duende con aire de nostalgia y melancolía. La última fase del recorrido tuvo lugar en el hall principal del teatro. Allí había un montaje escenográfico que emulaba a un oscuro bar porteño. Con Tito Oliva en el piano, el bandoneón de Calderón y la guitarra de Nicolás Bustos, se prestaron a dar una perfomance interesante para los sentidos del visitante. Con el ritmo de Oblivion, Libertango y el tema María, ejecutado por el ensamble instrumental Neo Tango Trío, los bailarines Emilia Pugliese y Fernando Muñoz desplegaron una intervención coreográfica enérgica y entretenida de varios minutos para concluir el espectáculo con varios aplausos. Quien haga este recorrido por el TdB, se llevará quizás una imagen más nítida en la memoria, sobre quién fue Astor, pero también -y más profundo- la respiración de ese bandoneón al compás del Libertango, vibrando en los oídos como un recuerdo sonoro difícil de olvidar.

DATO

La visita artística Piazzolla. Se realiza todos los viernes a las 19.30 y 21.30 en el Teatro del Bicentenario. Entrada gratuita. Reservas: www.teatrodelbicentenariosanjuan.org