En medio de un ambiente empapado por el desconsuelo de sus fanáticas agolpadas en las puertas del Hospital Italiano de Mendoza donde estuvo internado, y de su casona en la ciudad bonaerense de Banfield; el cuerpo de Sandro fue trasladado desde el aeropuerto mendocino a Buenos Aires en un avión de la Fuerza Aérea Argentina (salió a buscarlo desde Aeroparque a las 00.15), que despegó en la madrugada de hoy rumbo a Capital Federal. Sus restos se velarán con honores en las primeras horas del día en el Salón de los Pasos Perdidos del Congreso de la Nación -recinto en el que hace tres meses se hizo lo propio con Mercedes Sosa- según revelaron anoche fuentes parlamentarias.
El titular del cuerpo, Eduardo Fellner, habría firmado una resolución para que, a partir de las 8, se realice el operativo para montar la capilla ardiente del popular artista.
Hasta la medianoche de ayer, sin embargo, no se había informado a partir de qué hora las puertas del Parlamento se abrirán al público.
Fue Olga Garaventa, su esposa y su compañera en los momentos más difíciles, quien decidió dónde y cuándo velar los restos del ídolo de América, según aseguraron desde el equipo de prensa del cantante.
El gobernador mendocino, Celso Jaque, se comunicó anoche con Olga y, además de darle sus condolencias, ofreció todo el apoyo que su familia necesitara; al igual que Daniel Scioli, gobernador de Buenos Aires.
En el preciso momento que el médico que lo transplantó anunció su deceso; el grito desgarrador de una fan lo interrumpió. Inmediatamente, las lágrimas brotaron de las decenas de miradas que hasta hacía unos minutos no perdían las esperanzas de volverlo a ver en los escenarios, cantando y moviéndose al ritmo de sus baladas.
Con sus rosarios humedecidos de llanto, aún colgando de sus manos, hombres y mujeres por igual se quebraron por la angustia y vociferaban su nombre en medio de carteles y plegarias, como para tapar la herida de su pérdida. Hasta suplicaban con el corazón en la mano que el artista tuviera su despedida en la Legislatura de Mendoza, donde tantas cadenas de oración se realizaron para que el astro superara su enfermedad. Y, sofocadas por la tristeza, muchas simplemente se desvanecieron cerca de la puerta del nosocomio o entonaban sus canciones con su voz temblorosa.
De manera paralela, en el otro extremo del país, cientos de sus "chicas" que lo siguieron fielmente durante cuatro décadas y no pudieron acompañarlo a la provincia cuyana para resistir junto a él, comenzaron a reunirse acongojadas frente a la puerta de la mansión que le sirvió para resguardar su intimidad y desde la que sólo se mostraba en público cada 19 de agosto -fecha de su nacimiento- cuando sus seguidoras se reunían para dar vida al ritual de su cumpleaños.