En medio de un panorama dantesco que elevó a niveles dramáticos la crisis humanitaria por la guerra, cientos de ucranianos seguían escapando ayer de sus casas inundadas, mientras las aguas crecían en una franja del sur del país, tras la destrucción de una gran presa hidroeléctrica en la línea del frente entre las fuerzas rusas y ucranianas, que se culpaban mutuamente por le colapso.

Hasta ahora cuentan 9 muertos pero se espera que el número crezca. Los residentes vadeaban calles inundadas con niños a cuestas, perros en brazos y pertenencias en bolsas de plástico, mientras los equipos de rescate buscaban con botes de goma en las zonas donde las aguas superaban la altura de una persona. Autoridades dijeron que unas 22.000 personas viven en áreas con riesgo de inundación en áreas controladas por Rusia en el lado este del río. Otras 16.000 viven en la zona más crítica del territorio controlado por Ucrania en el lado occidental. La ONU dijo que al menos 16.000 personas ya han perdido sus hogares y que se están realizando esfuerzos para proporcionar agua limpia, dinero y apoyo legal y emocional a los afectados.

Ucrania dijo que la inundación dejará a cientos de miles de personas sin agua potable y anegaría decenas de miles de hectáreas de tierras agrícolas. Por eso, la Organización Mundial de la Salud ha comenzado a enviar suministros de emergencia a las zonas de Ucrania afectadas por las inundaciones y se está preparando para responder a una serie de riesgos como traumatismos y enfermedades transmitidas por el agua contaminada como el cólera.

'Si el agua sube un metro más, perderemos nuestra casa', dijo Oleksandr Reva, en un pueblo de la ribera, que estaba trasladando las pertenencias familiares a la casa abandonada de un vecino en un terreno más alto, mientras el tejado de una casa era arrastrado por la crecida del río Dniéper. La catástrofe de la presa de Nova Kajovka coincide con la inminente contraofensiva de las fuerzas ucranianas contra la invasión rusa, considerada como la próxima gran fase de la guerra.

Las partes se culparon mutuamente de los continuos bombardeos en la zona inundada y advirtieron de la presencia de minas terrestres a la deriva desenterradas por las inundaciones. Kiev dijo hace varios meses que la presa había sido minada por las fuerzas rusas que la controlan desde principios de la invasión, que dura ya 15 meses, y ha sugerido que Moscú la voló para intentar impedir que las fuerzas ucranianas cruzaran el Dnipro en su contraofensiva.

Los habitantes de la zona inundada del sur del país, que se extiende hasta el estuario del Dniéper en el mar Negro, culparon de la rotura de la presa a las tropas rusas que la controlaban desde sus posiciones en la orilla opuesta. 'Nos odian', dijo Reva. 'Quieren destruir la nación ucraniana y la propia Ucrania. Y no les importa por qué medios, porque nada es sagrado para ellos'.

Valery Melnik, de 53 años, dijo que esperaba ayuda de las autoridades locales para bombear el agua de su casa inundada, pero hasta ahora 'no están haciendo nada'.

Unas 3.000 mil personas han sido evacuadas de la parte de la zona inundada controlada por Ucrania y las aguas habían alcanzado su nivel más alto en 17 asentamientos con una población sumada de 16.000 personas. El nivel de las aguas podría mantenerse alto en algunos lugares durante 10 días.

El enorme embalse tras la presa era uno de los principales accidentes geográficos de Ucrania, y sus aguas regaban amplias zonas de una de las mayores naciones exportadoras de granos del mundo, incluida Crimea, arrebatada por Rusia en 2014. El embalse que se está vaciando suministra agua que refrigera la mayor central nuclear de Europa, situada en Zaporiyia, río arriba. El organismo de control nuclear de la ONU dijo que la central debería de tener suficiente agua de un estanque separado para refrigerar sus reactores durante 'algunos meses'.