Era un grupo de varios amigos motociclistas. Se trasladaron hasta una carretera poco transitada en Irán para divertirse probando la potencia de sus rodados. Uno de ellos filmaba todo con su celular.

Primero registró a dos de los jóvenes acelerando en paralelo y haciendo un wheelie. No llevaban casco.

Luego pasaron otros dos, aún más rápido. Increíblemente, sin conciencia del riesgo que corrían, empezaron a empujarse. Uno de ellos perdió el control de su moto, se cruzó de carril y cayó justo cuando venía un autobús por la dirección contraria.

No hubo manera de evitar que el vehículo, que estaba lleno de pasajeros, lo arrollara. Murió en el acto.