Buenos Aires, 15 de noviembre.- Íntima amiga de Valeria Lukyanova, la ucraniana Olga Oleynik aseguró que su única intervención quirúrgica fue por unos implantes mamarios para equilibrar la proporción con sus caderas y lograr la “armonía y perfección” que requiere ser una Barbie humana.
Se hace llamar “Dominika”, es diseñadora de moda y vive en Odesa. Según los sociólogos del país, es una víctima más de lo que denominan “síndrome muñeca Barbie”: cuando las chicas jóvenes tratan de alcanzar estándares imposibles de belleza.
Para lograr parecerse a la muñeca de Mattel, “Dominika” acentúa su aspecto con el pelo largo, lentes de contacto, ojos gigantes, boca y cintura pequeñas y modales impasibles ligeramente manipuladores.
Junto a Lukyanova, diariamente se pasan horas frente al espejo para maquillarse y lograr un rostro “dibujado”.
Debido a la masiva difusión de sus imágenes en medios mundiales y redes sociales, hay preocupación en Odesa porque las niñas podrían tomar como ejemplo a estas “muñecas vivientes” sólo para seguir la moda.
Poco tiempo atrás, se conoció que en Nueva York un hombre de 32 años de edad se sometió a 90 cirugias plásticas para ser igual al muñeco Ken, también de Mattel.
