El presidente de EEUU, Barack Obama, afirmó ayer que "el futuro de Egipto debe ser decidido por el pueblo egipcio" en un proceso de transición que debe comenzar "ya".

En declaraciones tras una rueda de prensa junto al primer ministro canadiense, Stephen Harper, Obama indicó que "lo más importante ahora es ver cómo se desarrolla una transición duradera y significativa" en Egipto, donde las multitudes volvieron ayer a reclamar la salida de su presidente, Hosni Mubarak, que ha despertado la ira de egipcios desempleados, empobrecidos y hartos de la corrupción y la falta de libertad con el Gobierno.

Frente a esta situación, EEUU mantendrá un papel de observador sobre el proceso de transición que se desarrolle en Egipto, el cual debe incluir "reformas auténticas" y no limitarse a "meros gestos" hacia la oposición, dijo Obama.

Según Obama, la cuestión clave para el presidente de Egipto, una vez que ha decidido no continuar en el poder tras las elecciones de septiembre, debe ser "cómo deja un legado" para el pueblo egipcio. "Espero que acabará tomando la decisión correcta", sostuvo el presidente estadounidense.

Según indicó Obama, cómo se desarrolle el proceso de transición "lo decidirán los egipcios", en consultas que ya han comenzado, pero esas conversaciones "deben ser significativas".

EEUU, indicó, observa la situación y se encuentra en consultas con representantes egipcios para dejar claro que la transición "debe ser significativa". Las declaraciones de la Casa Blanca se producen entre informaciones de que Washington se encuentra en conversaciones con funcionarios del régimen egipcio acerca de la marcha de Mubarak.

De hecho, la prensa internacional afirmaba ayer que fuentes militares de EEUU estarían negociando lo que será la salida de Mubarak y que el vicepresidente Omar Suleiman asumiría el poder del país una vez que se realice la transición.

En medio de todo, cientos de miles de personas eufóricas se congregan en El Cairo y otras ciudades de Egipto en una nueva jornada de protestas bautizada "Día de la Partida" del presidente Hosni Mubarak, quien desde hace 30 años está al frente del Ejecutivo.

En El Cairo, una multitud se concentró en la céntrica plaza Tahrir (de Liberación), donde los opositores, atrincherados desde el 25 de enero, esperaban que ayer fuera el golpe final para el régimen de Mubarak. Esos mismos manifestantes resistieron el miércoles a una violenta tentativa de desalojo llevada a cabo por los partidarios de Mubarak, en una batalla campal que dejó trece muertos

La concentración de ayer se distinguió de las anteriores por una mayor organización y, sobre todo, por las grandes medidas de seguridad instaladas en torno a la plaza Tahrir para evitar una confrontación directa con los partidarios de Mubarak. El Cairo no fue el único escenario ayer de grandes concentraciones para pedir la salida de Mubarak. En Alejandría, la segunda ciudad del país, decenas de miles de personas protestaron en un ambiente "festivo y pacífico", según el arqueólogo español Arturo Rey, presente en la manifestación.