El presidente estadounidense Donald Trump pareció condicionar un acuerdo con China para resolver su guerra comercial a que Beijing se abstenga de enviar fuerzas a Hong Kong para aplastar las masivas protestas que sacuden el territorio chino.

La Casa Blanca se alarmó ante imágenes difundidas esta semana que muestran un despliegue de fuerzas de seguridad chinas cerca de la frontera con Hong Kong, en momentos en que las protestas prodemocráticas no muestran señales de remisión tras diez semanas y Beijing sube el tono de sus advertencias.

En Hong Kong, en tanto, tres oficiales de la Policía local dijeron ayer que no estaban al tanto de ningún plan de llegada de fuerzas chinas, aunque admitieron no estar seguros de que China les informe antes de un eventual despliegue en su región.

Las protestas comenzaron a principios de junio en medio de un retroceso de los derechos y libertades de los hongkoneses, inexistentes en el resto de China. La crisis paralizó parte del territorio, incluyendo su aeropuerto internacional, y derivó en más de 700 detenciones.

Las marchas en Hong Kong reunieron a decenas de miles de personas y fueron mayormente pacíficas, pero las más recientes derivaron en enfrentamientos, con manifestantes arrojando ladrillos, bombas incendiarias y otros objetos a la Policía y ésta respondiendo con gases lacrimógenos y balas de goma para dispersar a las multitudes.