Si uno pone la lupa en quienes organizaron los argentinos de ruta y pista se da cuenta que la realidad del ciclismo nacional es muy pobre. San Juan (por segundo año consecutivo) y Mar del Plata (tres al hilo) debieron organizar los certámenes que otras federaciones no pueden bancar. Esa mirada, cruda destapa una realidad que por otro lado se tapa con la apertura que ha tenido la actividad en el armado de equipos continentales. Que son bienvenidos y sirven como espejo para los equipos elite nacionales, pero que sin un sustento firme, no sólo del dinero de gobiernos como el de San Luis (San Luis Somos Todos) y el de Buenos Aires (BA La Provincia), sino de una cantera que genere prospectos, tienden a ser "golondrinas de un solo verano", aunque los puntanos llevan dos, en sus calendarios locales no hay una continuidad de carreras que seduzcan a los pelotones para asistir y mejorar su producto interno.

Lo positivo es que, aún con fallas, se abrió una puerta al futuro internacional de muchos pibes. La obligación será mantenerla abierta con convicción y esfuerzo.