Gabriel Batistuta ha sido uno de los jugadores indiscutidos en su paso por la selección argentina, entre 1991 y 2002. Segundo goleador histórico, sólo superado el año pasado por Lionel Messi, fue bicampeón de América (los dos últimos títulos conseguidos por los mayores) y su nombre es sinónimo de entrega. Sus palabras, entonces, tienen peso propio y adquieren mayor repercusión. Por eso impacta aún más cuando se lo escucha confesar: "Entré a saludar al vestuario de la selección y la mitad no me dio pelota".

Bati profundizó sobre lo que le sucedió cuando fue a visitar al actual plantel: "Lo tomé como algo generacional, porque yo con estos pibes no tengo nada que ver. Me hubiese gustado que me saluden, pero no por quien soy, sino porque jugué y estuve en ese ambiente. No me hago mucho problema. En todo caso creo que no lo hicieron porque no lo sentían. Ellos no fueron ayudados por los dirigentes que tuvimos hasta hace poco. No veo a ningún campeón del mundo dando vueltas ni hay un reconocimiento. Nadie sabe lo que se hizo porque nadie se los cuenta".

Y fue más allá, con opiniones claras. "Es bastante desprolijo cómo están tratando el tema Bauza. Para mí debería seguir, pero tiene que hacer algunos cambios", señaló el santafesino en TyC Sports, en relación a las dudas que están planteadas sobre la continuidad del DT. Respecto de las variantes posibles, señaló: " Sampaoli es un buen entrenador, pero no sé si podría ser el técnico de la Argentina. En algún momento, Simeone está condenado a serlo, pero está esperando que se acomoden un poco las cosas".

Sobre el puesto de centrodelantero, el ex futbolista, reveló: "Me gusta mucho Higuaín, pero no está rindiendo en la selección como lo hace en Europa. Si tiene que descansar, por qué no darle una chance a Icardi".

Además, Batistuta admitió: "No estoy relajado, aunque creo que la Argentina va a clasificar al Mundial (de Rusia)". Y, por su experiencia, a los 48 años aconsejó: "Trataría de evitar el repechaje. Es muy feo y con mucha presión". Bati integró el grupo que debió jugar mano a mano con Australia para llegar a la Copa del Mundo de 1994, en los Estados Unidos.

Y, finalmente, aseguró: "El fútbol argentino necesita cambiar, cambiar ya. Hay una enormidad de cosas para mejorar".