Una señora cruzaba la Mitre, frente a la plaza 25, a paso de tortuga, a su alrededor todo parecía un desierto. En el Parque de Mayo, una mujer corría en soledad. Y los repartidores de gaseosa, habían dejado el camión estacionado y cruzaban los dedos frente a la vidriera de un restaurante.

 

 

En los cafés, las pantallas gigantes brillaban y frente a ellos, se veía la gente amontonada, apretando los dientes y aplaudiendo de vez en cuando. Mientras que desde las puertas de los locales, los vendedores espiaban los televisores gigantes.

 

De ese modo se vivió el Argentina vs Francia de los octavos de Rusia 2018, en las calles de la Ciudad.

 

 

 

En los espacios en los que la gente se reunió se vio  pelucas, caras y hasta bigotes pintados de celeste y blanco. No faltaron los vendedores de Banderas, aunque pocos se acercaron a ellos.

 

Algunos tomaron café, otros prepararon grandes rondas de mate y semitas. Y los que quedaban se animaron a la cerveza desde antes de la llegada del mediodía.

 

La espera más larga

 

 

 

Frente a la pantalla del Aldo Cantoni, se vivió un silencio casi absoluto durante los primeros 13 minutos del encuentro. Es que, el televisor gigante no funcionaba. Muchos se fueron, otros se quedaron esperando con la cara larga y prendidos a las radios de los celulares.

 

La luz se encendió justo cuando Francia convirtió el penal que puso al encuentro 1 a 0. Después, de a poco, comenzaron a llegar más hinchas y la emoción se fue sintiendo cada vez más.