Después de su estreno en Sudáfrica, Inglaterra y sus muchachos deben saber que el lograr el segundo Mundial de su historia -el primero fuera de Gran Bretaña- no será nada sencillo. Más allá de ser un poco superior a los Estados Unidos, en el comienzo de ambos por el grupo C, la igualdad en uno da la pauta que con sólo la calidad de Rooney o la precisión de Gerrard no bastan para ganar, más aún si su propio arquero comete un horror como en la paridad norteamericana.
Fiel a su rol de candidato a ganar la Copa, Inglaterra empezó con todo y ese dominio lo tradujo en el arco norteamericano. A los 4′ tras un gran pase de Rooney, Gerrard marcó el primer tanto británico con un derechazo por el medio del área. Estados Unidos se tambaleó en ésos minutos. No podía Donovan hacerse cargo del equipo y los dirigidos por Capello estuvieron cerca del segundo con un remate del propio Rooney. Pero el dominio europeo comenzó a debilitarse y así Estados Unidos se adelantó en el terreno. Estuvo cerca del empate Onyewu, pero salió apenas desviado. Casi Lennon se saca el pleno, aunque en camino al gol se cruzó la pierna salvadora del polémico Terry. Parecía que no había caso, aunque nadie contaba con el blooper del arquero inglés, elegido por Capello a último momento, Green. Un zurdazo débil de Johnson derivó en empate y justicia para el marcador.
Inglaterra salió en el complemento con una vocación mucho más ofensiva. El peso del partido lo llevó sin problemas y fue generando distintas opciones para marcar. Heskey corrió solo varios metros con el balón, pero su remate careció de puntería ante la salida de Howard. La contra quedó para los dirigidos por Bradley y por esa vía casi Altidore marca el segundo. En media hora, nuevamente Howard se vistió de héroe y le contuvo un remate fortísimo a Wright-Phillips. Los británicos siguieron insistiendo hasta el final, ya con el dominio del balón como propiedad exclusiva, aunque la defensa yanqui lejos estuvo de desordenarse y dejarle espacio a sus rivales. Por eso es que el punto terminó haciéndose realidad en la tarde que Inglaterra se dio cuenta que las Eliminatorias -donde se paseó tranquilamente para sacar el boleto a Sudáfrica- y el Mundial son cosas bien distintas.