Con un trabajo sólido, eficiente, afanoso y sufrido, los integrantes del equipo de la Agrupación Virgen de Fátima consiguieron ayer apuntalar a Juan Pablo Dotti, quien en brillante demostración de destreza había conseguido la malla de líder en el ascenso de anteayer a Villavicencio, y festejaron una victoria importante, de esas que marcan quiebres, en la Vuelta de Lavalle, cuya quinta y última etapa se desarrolló ayer y fue ganada por el campeón olímpico Walter Pérez (Buenos Aires la provincia).

Así como desarrollaron sus cuerpos en la persecución del viernes para neutralizar una fuga y entronizar a su líder, en la víspera, los piqueteros se pusieron a la cabeza del pelotón y no dejaron que nada, ni nadie les empañara su fiesta.

El último parcial de la carrera por etapas, que se ha convertido en un clásico de apertura en la región cuyana, tuvo las alternativas lógicas de un capítulo decisivo. Hubo ataques de los equipos que pretendían desbancar a Dotti, pero todos los focos de incendio fueron apagados antes de que el viento avivara las llamas.

Intentos de fuga hubo varios, incluso hubo una escapada de ocho hombres, al promediar la prueba que llegó tener más de medio minuto (allí viajaban, entre otros: Jorge y Pedro González, Juan Gáspari, José Luis Font, Andrei Sartasov y Lucas Gaday). Todos, absolutamente todos los intentos, quedaron en eso. Los “siete magníficos”, como los bautizó Carlos Gómez, presidente de la Agrupación Virgen de Fátima, conformaron un grupo compacto al servicio de la victoria. Se pusieron a la cabeza del pelotón, imprimieron un ritmo sostenido y consiguieron que los hombres que podían poner en peligro el triunfo no tuvieran opción alguna.

Sobre el final se escaparon Walter Perez y el joven Sebastián Toloza, del flamante equipo continental Buenos Aires la provincia, ellos festejaron la etapa. Pero la carrera. La carrera fue de los sanjuaninos.