Ella lo pidió siempre. Hace varias décadas atrás. Irma Saavedra amó tanto a Sanjuanino Juniors que en vida les dejó claro a sus hijos cuál era su último deseo. La jugadora que fue una de las pioneras del básquetbol femenino en el club rivadaviense estaba radicada en Buenos Aires pero quería que cuando llegara su momento final, sus cenizas descansaran para siempre en el club que tanto amó. La mujer falleció en noviembre del año pasado a los 90 años y hace unos meses sus hijos, Zulma y Enrique, viajaron a San Juan para cumplir el deseo de su madre. 

"Mi madre siempre nos decía que los mejores años de su vida fueron ahí, en Sanjuanino. En cada reunión familiar relataba con detalles cada momento vivido en el club. Por eso siempre nos decía que cuando muriera quería descansar para siempre en el club", comenta emocionada Zulma, radicada en la localidad bonaerense de San Isidro, quien agrega que conservan como un tesoro familiar el diploma que le entregaron a su madre en 1949 como "deportista de honor", además del carnet de socia de Irma y distintas medallas que su madre cuidaba como oro y que había recibido en la década del ´50. 

El carnet de socia y jugadora de Irma que ella guardaba como un tesoro

La historia de Irma es emocionante pero no fue fácil para ella aventurarse en el mundo de la naranja. La familia Saavedra vivió desde siempre en pleno corazón de la Villa Rodríguez Pinto, pero claro no fue fácil para Irma y su hermana menor Nidia comenzar a jugar básquetbol. "Mi madre venía de una familia muy conservadora y nos contaba que mi abuela no las dejaba jugar porque el básquet era visto como deporte de hombre. Mi tío, que también jugaba, fue quien convenció a mis abuelos para que las dejaran jugar", comenta Zulma. 

Las hermanas Saavedra brillaron en Sanjuanino Juniors que por ese entonces tenía un equipo femenino imbatible. Jugaban cada encuentro como una final y ponían en alto el nombre del club de la calle Zonda. Con el tiempo, las Saavedra junto a jugadoras de Del Bono, Urquiza y Enfermera Medina, fueron seleccionadas para integrar el combinado de San Juan para viajar a un Nacional en Buenos Aires y retornaron felices por haber obtenido el subcampeonato. "El básquet femenino para ella era tremendamente importante. Además gracias al deporte fue que conoció a mi papá", expresa su hija. Es que Duilio Riveros era árbitro y antes había sido jugador de Urquiza. "Mi papá fue a dirigir un partido y ahí se enamoraron. Estuvieron varios años de novios hasta que se casaron", expresa Zulma.

El diploma que Irma recibió en el año 1950. 

El matrimonio tuvo que dejar el básquetbol y buscando una mejor vida se radicaron en Buenos Aires y si bien llegaban seguido a San Juan, Zulma recuerda con nostalgia el año 2017. "Mi mamá vino a la casa familiar ahí cerquita del club y siempre aprovechaba para visitar a las amigas. Me dijo con mucha tristeza que había pasado por Sanjuanino y que el club llevaba un tiempo sin actividad. Ahí nos volvió a decir cual era su último deseo", expresa la mujer. 

Irma y Duilio en su visita a San Juan en el 2018. El matrimonio falleció el año pasado a sus 90 y 94 años, respectivamente.

Ese momento finalmente llegó el año pasado. El 2021 no fue fácil para los Rivero-Saavedra, es que tanto Duilio e Irma fallecieron con una diferencia de seis meses, él lo hizo a los 94 años y la mujer murió con 90. "Hablamos con mi hermano que también vive aquí en Buenos Aires y decidimos cumplir con su última voluntad. Viajamos en familia a Sanjuanino y fue muy emocionante", manifiesta Zulma a la vez que agradece al presidente Sergio Narváez, quien fue el anfitrión el 22 de abril cuando esparcieron las cenizas de Irma allí: "Fue un momento que no olvidaremos jamás, mi mamá por fin ya descansa en el lugar que amó, como siempre nos decía", afirma emocionada Zulma refiriéndose a Sanjuanino Juniors. El club rojiblanco hace unos días cumplió 87 años y seguramente en tantas décadas debe guardar un sinfín de historias como la de Irma...