La reina fue la reina de convocatoria
Una multitud copó el cerro iglesiano para darle el mejor marco. El clima se prestó para los fanáticos.
Una multitud copó el cerro iglesiano para darle el mejor marco. El clima se prestó para los fanáticos.
Siempre es una de las etapas más esperadas por quienes les gusta ver casi en carne propia el sacrificio de los competidores. Por eso es la etapa reina, porque exige el máximo esfuerzo de los ciclistas y prácticamente define al próximo campeón de la Vuelta a San Juan y por eso también cada año es la reina de la convocatoria.
Ayer El Colorado contó con poco más de 8 mil personas que ascendieron hasta ese punto entre el limite geográfico de Iglesia y Ullum para alentar a los ciclistas cuando las piernas ya no daban más, incluso muchos lo hicieron desde la madrugada sabiendo que el paso se cerraba a primera hora de la mañana. Los asados en la previa o en el final de la etapa son el otro clásico del Colorado. En la montaña el humo es denominador común en todos quienes asisten a vivir una jornada donde lo único que interesa es respirar ciclismo.
Es que vale la pena llegar hasta allí. Es tanto el esfuerzo realizado que en los últimos 20 kilómetros y sobre todo cuando se van alcanzando los 2.565 msnm, los físicos comienzan a sentir la trepada, y el ascenso pasa factura dejando al grupo completamente desintegrado. Los gritos de aliento para cada uno de los ciclistas sin importar el equipo ni la nacionalidad, el clásico "dale, dale", los aplausos y las banderas flameando, fueron las postales del mediodía en la montaña. Allí es donde la preferencia queda de lado y se alienta a todos por igual para que los competidores saquen fuerzas y puedan encaminarse a la meta. Si después de todo, ese cariño de la gente es el mejor premio para esos valientes después de poco más de cuatro horas de esfuerzo.