Mientras el  seleccionado argentino de vóley festejaba en Tokio en San Juan la alegría se multiplicaba.  Los Lima, la familia de Bruno (uno de los tres locales que visten la casaca nacional y figura de la competencia)  no pueden contener la emoción. "Nos queremos morir,  es como si estuviéramos todos en la cancha", dijo Sergio, el papá ni bien terminó el encuentro que permitió llegar a la semifinal.

"Fue impresionante. Sufrimos mucho, lo veíamos  que las cosas no le salían  y los últimos 5  puntos se salieron y eso cambió todo", analizó al tiempo que reconoció que su casa "no queda lugar" para más cábalas. "Tenemos miles", afirmó entre risas.

Consciente del esfuerzo y preparación que requiere cada presentación, la familia del sanjuanino optó por no comunicarse en la previa con el joven.  "Hemos optado por no molestar para que no se desconcentre, pero sabe que estamos", dijo.

"Nunca pensó en otra cosa que no sea jugar al vóley, se merece todo lo que le está pasando", concluyó el hombre.