El Pipita Higuaín, por ejemplo, no tuvo la mente fría para liquidar el partido antes de irse reemplazado. Y, de paso, el gran arquero Enyeama le tapó dos goles hechos a Messi. Pero ¿Y Nigeria? El equipo africano fue uno en el primer tiempo y otro en el complemento. Por una simple razón. Se vio obligado a cambiar porque estaba abajo en el tablero.
Pero solamente se esforzó en buscar el empate, jamás se enloqueció. Porque jugó consciente de los 90 minutos que tenía enfrente a la Argentina y los otros 180 que le quedan de los choques ante Grecia y, especialmente, frente a Corea. Los nigerianos saben que el gran rival que tendrán pensando en la clasificación a los octavos de final es Corea del Sur. Y justo los asitáticos ayer, en el otro partido del grupo, le ganaron a Grecia, en apariencia el más débil del grupo.
Así las cosas, con la Argentina ganando, en teoría, los tres partidos, y los nigerianos venciendo a Grecia, el segundo lugar del grupo lo debieran definir Nigeria y Corea, en la última fecha.
Por eso ayer Nigeria estuvo contenido. Respetó en demasía a los argentinos en el primer tiempo. Es indudable. Tanto que armó su defensa con dos líneas de cuatro y sólo se preocupó en que no le entraran al área con pelota dominada. Lo que ni siquiera consiguió porque Messi se les escurrió dos veces generando chances netas. Después, en el complemento, se soltó más, tuvo oportunidades pero no se traumó por terminar perdiendo.
Tiene un gran arquero. Un marcador de punta (Taiwo) que le gusta pegarle al arco más que nene con chocolate en las manos, que se lesionó pero seguro volverá ante Corea. Y un delantero (Martins) de gran categoría que en los próximos partidos no estará como suplente sino que arrancará como titular.
Nigeria perdió en el debut, pero su batalla final será con Corea. Y, balanza en mano, por potenciales, es más que los coreanos.