El Estadio San Juan del Bicentenario ya es una linda realidad. Pasaron casi cuatro años cuando Néstor Kirchner dijo que vendría en calidad de "primer damo". Como dice la canción, "parece poco y es tanto". Jugando con las palabras en poco tiempo... Se hizo tanto.

Anoche, más de 30.000 personas, cifra que excedió largamente la capacidad (25.000) asistieron a la fiesta y la mayoría, coincidió en una palabra: Orgullo. Orgullo de ser parte de un hecho histórico. Orgullo de ser sanjuanino.

Entre la gente del fútbol lo dijo antes de entrar y cruzando los estacionamientos, Héctor "Gato" Riveros, ex jugador de Alianza y luego técnico de varios equipos. Coincidió con él Javier Páez, el ciclista que el pasado domingo decidió culminar su carrera deportiva devorando kilómetros sobre la bicicleta. El pintor Mario Pérez que por su actividad artística ha asistido a espectáculos deportivos en estadios de Europa y otros países, fue contundente: "Esto es de primer mundo".

Figuras de distintos deportes dijeron presente, como Pablo Tabachnik, que llegó temprano y encontró un buen lugar al medio de la platea este. Pero, así como la mayoría de la gente refería sus comentarios positivos sobre la magnificencia de la obra, también hicieron notar su disconformidad porque habiendo pagado una platea debían estar parados como si estuvieran en la popular.

Personalidades del deporte, como Alberto Naveda, padre e hijo, que asistieron con sus familias y habiendo pagado 180 pesos por sus plateas altas y funcionarios, como la diputada nacional Graciela Caselles, que tenía una invitación especial debieron ver el partido parados. Ellos mismos, más allá de la amargura por la incomodidad también hablaron maravillas del nuevo templo del deporte sanjuanino.