San Martín dominó la mayor parte del primer tiempo, de forma abrumadora en algunos pasajes. Quilmes, incómodo y hasta a veces desbordado, pasó mucho tiempo replegado. Pero los dirigidos por Antuña no concretaban porque faltaba la frialdad para la definición. Los merecimientos se acumulaban para el local, hasta que en una jugada aislada, un desacople defensivo permitió que el delantero Federico Fernández pescara un centro cruzado y Quilmes se ponía en ventaja, a los 40 del primer tiempo.
Con sensación de injusticia en jugadores e hinchas, el entretiempo tenía en ventaja a la visita.
El complemento volvió a tener a San Martín haciendo el desgaste, aunque esta vez con rápida recompensa. A los 7 minutos, Matías Giménez consiguió el gol del empate y todavía quedaba mucho por jugar. El libreto continuó siendo el mismo y llegó el penal a los 26 minutos que empezaba a cambiar definitivamente la historia. Sebastián Penco no dudó en tomar la pelota y el goleador no falló. Era su grito propio número 50 con la casaca verdinegra. Era el que se celebró con todo porque también pasaba a ganar un partido ante un rival de la misma línea.
La obligación pasó para Quilmes pero no tuvo ideas y el delirio fue completo en el Hilario Sánchez.

