Tenía que ser la fiesta más grande del mundo y terminó siendo un papelón que se vio en decenas de países. Un nuevo cachetazo para el fútbol argentino, que desnudó fallas organizativas de la Conmebol, del operativo de seguridad y de la propia FIFA, que quería jugar el partido a como dé lugar.

 

Las horas previas a la Superfinal fueron inciertas. Entre idas y venidas oficiales, la Conmebol terminó por definir la pulseada: el partido se posterga ya que "no están dadas las condiciones" para jugar , según indicó el presidente de la entidad, Alejandro Domínguez.

 

 

Aunque todavía no anunciaron la nueva fecha del encuentro, aclararon que por un pedido del Gobierno será después de la cumbre de líderes del G20. 

 

Antes de la definición de la Conmebol, que había dicho en un primer momento que el partido se jugaba a las 17, el Monumental abrió sus puertas y los primeros hinchas ya habían ingresado a la cancha. Sin embargo, con este cambio tuvieron que empezar a retirarse del predio. Indignados por la situación y la falta de comunicación.