Vélez Sarsfield se afirmó anoche como escolta del Torneo Inicial porque le ganó al Racing Club 1-0 un partido escaso en emociones que se realizó en el Estadio José Amalfitani por la duodécima fecha. El gol que dejó a Vélez a tres puntos del líder Newell’s Old Boys lo marcó Lucas Pratto, a los 15 minutos del primer tiempo, al recoger un rebote que se vio obligado a dar Sebastián Saja. En cambio, Racing retrocedió al tercer puesto, y se ubica a cinco unidades de la cúspide. Racing llegó a Liniers con un planteo especulativo que le duró un cuarto de hora, debido a la fragilidad del sector derecho de su defensa y a la eficacia de los ataques de Vélez por ese sector. Vélez no tardó en abrir un surco y de generar interminables complicaciones para el visitante. El equipo albiceleste pretendía plantar batalla en un espacio reducido y en su propio campo, con la intención de lastimar al adversario de contraataque, pero Racing se vio obligado pronto a cambiar de planes. La apertura del marcador, se produjo por una réplica de Vélez encabezada por Pratto, quien se frenó y le cedió la pelota a Iván Bella para que pateara desde fuera del área con mucho veneno. Saja se vio forzado a dar un rebote y el artillero sin perder tiempo fue a capitalizarlo para poner el 1-0. A los 29 el local pudo haber ampliado la diferencia pero Matías Cahais derribó a Facundo Ferreyra agarrándolo de la camiseta dentro del área, sin que el árbitro Sergio Pezzotta advirtiera la falta. Una vez que Racing se vio obligado a asumir el protagonismo fueron insuficientes los esfuerzos individuales de Villar, Centurión y Vietto. En el segundo período Vélez se recostó decididamente sobre la diferencia y ni fue intenso de contraataque, tal fue el grado de impotencia de Racing, incapaz de elevar la temperatura del encuentro hasta que se concretó el ingreso de Mauro Camoranesi por Claudio Corvalán, a los 16 minutos. A los 21, Pezzotta cometió otro error grave al no advertir un claro penal de Bruno Zuculini contra Ferreyra, a quien derribó desde atrás con una infracción deslizante. Desde entonces Racing buscó el empate sólo con voluntad, pero esta vez esa exclusiva virtud fue insuficiente y el Fortín fue una fiesta, un canto a la esperanza.