Finalmente, Madrid se tiño rojo y blanco. River le ganó 3 a 1 a Boca y ganó su cuarta Copa Libertadores, la más inusual -y larga- de la historia. La levanta Marcelo Gallardo, Leonardo Ponzio, Jonathan Maidana. En el palco, Rodolfo D´Onofrio desborda de felicidad y se abraza con todos. Marcelo Gallardo le pone el broche de oro a cuatro años brillantes como entrenador Millonario.

Copa Libertadores Final - Second Leg - River Plate v Boca Juniors

 

Los tres primeros goles del partido llegaron a través de los centrodelanteros y fueron con destellos de videojuego: toques de primera y movimientos rápidos. El de Benedetto, con la rúbrica de un pase exquisito de Nández. El de Pratto, con un movimiento fino de Nacho Fernández. Y el de Quintero, en el alargue, que se clavó en el ángulo de Andrada. En el minuto 120, cuando Boca jugaba con nueve (por expulsión de Barrios y lesión de Gago), llegó el de Pity Martínez, con Boca y Andrada en el área Millonaria.

La final de todos los tiempos o la final sin tiempo no podía terminar de otra manera: con un tiempo extra. Después del 1-1 en los noventa minutos, jugaron el alargue... para estirar la agonía, para poner a prueba el sistema nervioso.

Lejos quedó el tristísimo espectáculo del Monumental y la pedreada al micro de Boca. ¿Hubo violencia en el Bernabéu? No. El marco del partido tuvo más que ver con un amistoso internacional que con una final entre los dos equipos más importantes del fútbol argentino. La presencia de Lionel Messi, Mauro Icardi (con Wanda Nara), Paulo Dyabala, entre otros, le dieron otro marco a la fiesta.