La Europa League, el certamen de segundo orden en el Viejo Continente, se ha transformado en la competición predilecta del Sevilla. El elenco español ha jugado seis finales de este torneo en los últimos 15 años y ha ganado todas esas definiciones. Esta vez, su víctima fue el Inter de Milán, club de gran tradición europea. El equipo dirigido por Julen Lopetegui se impuso 3-2 al cuadro italiano en el estadio Rhein Energie de Colonia (Alemania) y se consagró otra vez campeón de este certamen.

Las cosas no comenzaron bien. El conjunto italiano dirigido por Antonio Conte, que salió a jugar con su clásico 3-5-2 con el argentino Lautaro Martínez desde el arranque, se puso muy rápido en ventaja, a tan solo 4 minutos de comenzar el partido, tras un contraataque liderado por Romelu Lukaku. El delantero belga aprovechó su potencia para superar a Diego Carlos, quien le cometió falta dentro del área y permitió a Lukaku cambiar el penal por gol. Fue su octavo partido en fila anotando en esta competición (9 goles).

Pero eso no era problema para una institución que nunca se rinde, que también empezó perdiendo contra el Dnipro en la final de 2015 o frente al Liverpool en la definición del 2016. Rápidamente el conjunto andaluz que dirige Julen Lopetegui, que dispuso su tradicional 4-3-3 con Lucas Ocampos y Éver Banega entre los once iniciales, igualó las acciones siete minutos después, aprovechando dos de sus mejores recursos: la posesión (hubo 18 pases antes del gol) y la proyección de Jesús Navas, quien encontró a Luuk de Jong bien posicionado en el área. El delantero holandés anticipó al uruguayo Diego Godín y estableció el 1-1.

Poco a poco el cuadro español empezó a tomar las riendas del juego, con Banega marcando el ritmo y atacando por fuera. Al minuto 33 llegó otro gol de cabeza de Luuk de Jong, esta vez en un balón detenido ejecutado por el mediocampista argentino. Pero tres minutos más tarde, por esa misma vía, el uruguayo Diego Godín logró establecer el 2-2 parcial en un primer tiempo electrizante.

Al iniciar el complemento, el Inter fue paulatinamente aumentando sus porcentaje de tenencia de pelota, mientras que también el juego se friccionaba y la mayoría de los duelos individuales terminaban en faltas que paralizaban el juego. En el minuto 64, el portero marroquí Bono le tapó espectacularmente un mano a mano a Lukaku. Justamente, el delantero belga pasó de héroe a villano 10 minutos más tarde porque desvió involuntariamente una chilena de Diego Carlos y mandó el balón al fondo de su propio arco.

Al verse abajo por 3-2 en el marcador, Antonio Conte movió piezas y mandó a la cancha a Christian Eriksen, Alexis Sánchez y Victor Moses, en lugar de Gagliardini, Lautaro y D’Ambrosio. Tras esas modificaciones, Koundé salvó al Sevilla en la línea ante un remate del jugador chileno.