Si bien es imposible no identificarlo con Sportivo Desamparados, club en el cual fue un goleador de raza, Carlos Rodríguez tiene una parte de su corazón en Aberastain. Ahora, ¿qué hubiese pasado si no se casaba con María del Carmen? La respuesta quedará inconclusa ya que su esposa fue el principal artífice de que ‘Pepillo’ comenzara a incursionarse en el club que nació el primero de diciembre de 1974, por la fusión de tres entidades: Club Pacífico Pocito, Club Atlético Pocito y Colonia Roca.

Todo sucedió a partir del matrimonio debido a que Carlos decidió mudarse de departamento y radicarse donde vivía su señora: en el sur de la provincia. Ahí se metió en las entrañas de Aberastain y, tras jugar un año al hockey sobre patines, se hizo parte de la familia del club.

Con los años encima y con el desafió de superar el cáncer pulmonar que padece, Carlos tuvo la satisfacción de estampar su nombre en la cancha de hockey y quedar, de por vida, en la historia de la institución. “Realmente este es un momento muy importante en mi vida. No creía ser homenajeado de esta manera. Estoy muy emocionado”, relató ‘Pepillo’ con los sentimientos entremezclados. Además, luego de los agradecimientos, Carlos añadió que “al club había que cambiarle la sangre y los dirigentes actuales hicieron eso”. Con respecto al buen trabajo que viene realizando la comisión directiva en Aberastain, Rodríguez confesó que “voy a ser el tipo más feliz del mundo cuando el club llegue al socio número 2000”.

Fruto del amor con María del Carmen, el campeón nacional con la Selección Sanjuanina de fútbol tuvo tres hijos: Andrés Francisco, Carlos Enrique y María Cecilia. El segundo de ellos, al tomar el micrófono en el acto de distinción, dijo una frase metafórica que demuestra lo luchador que es su padre para con la enfermedad que lo aqueja: “ahora va a volver a jugar un partido. Y lo va a ganar porque lo vamos a jugar juntos”. Una muestra de amor indescriptible.