Por enésima vez la actual conducción de la Liga Sanjuanina de Fútbol a cargo de Oscar Cuevas está en el foco de la tormenta. Pero esta vez parece que la situación para el Pato resulta más compleja. Bastante más compleja al observar los últimos acontecimientos. Es que anoche, Inspección General de Personas Jurídicas dio lugar al pedido realizado para que se cumpla con un artículo existente en los organismos de las instituciones deportivas que marcan que la renovación de autoridades se deben llevar adelante en años pares. Y este año es...par: 2022. Es el artilugio concreto y legal que se usaría para darle forma a una posible salida del cargo del Cuevas, quien todavía no cumple los dos años de su mandato pues asumió en enero del 2021, pero que debería ‘renovar’ su autoridad al llamarse a esta Asamblea. La renovación de autoridades no exime a Cuevas de postularse, aunque la situación del hombre fuerte de Peñarol es muy frágil respecto a su poder real. Se habla en los pasillos de la Liga que Cuevas, sabiendo que está jugada política para ir por su cargo ya estaba gestada, buscó un llamado salvador a su amigo y máximo responsable para que él llegara al sillón de Santa Fe y Entre Ríos: Claudio Tapia. Pero, vaya uno a saber por qué motivos, esta vez Chiqui no lo habría atendido a su excolega sindical y eso le marca al Pato que sus días en la Liga podrían estar en una cuenta regresiva muy próxima a cero. Porque tan cercana: la idea de los que impulsan la renovación de autoridades es hacerlo dentro de menos de un mes. El 6 de mayo sería el ‘Día D’. Y por ende la velocidad con que deben realizarse los movimientos. El principal tiene relación con buscar a un posible sucesor del actual mandatario. En esa carrera imaginaria aparecen dos nombres: Juan Valiente (presidente de Desamparados) y Rubén Galdeano (Trinidad). Son opciones que se manejan, aunque habría que ver cuál es el plafón político que tienen entre sus pares. Justamente en este aspecto se marca uno de los puntos más débiles del arribo de Cuevas a la LSF, que se produjo pese a que el arco dirigencial reclamaba la continuidad de Alberto Platero. Resultó una muestra más de cómo al mezclar lo político con lo deportivo, el combo suele salir, como mínimo, deficitario. El regreso de Platero tampoco se puede descartar, aunque deberían darse ciertas pautas. Un hombre de confianza de Platero en su momento como Pedro Campos, también sería viable y en ese caso que sí cuenta con apoyo dirigencial. Por ahora, lo concreto es que Cuevas enfrenta un nuevo momento de turbulencias en su mandato. Acaso, el más complicado de superar.