Los accidentes domésticos con saldo trágico para niños cobraron ayer otra vida. Esta vez la pequeña María Ailén Díaz Puscama, de 1 año y 6 meses, no sobrevivió a las graves secuelas que le dejó haber quedado sumergida en un balde con agua en el baño de su casa. Y se convirtió en la tercera víctima del mes en circunstancias similares: el 10 de julio falleció Federico Santiago Ponce (4) al caer a un pozo de agua en una finca de Ullum; y el 18 de julio último Guadalupe Sofía Alfaro (4) al caer a una pileta en Rawson.
Eran alrededor de las 10,40 de ayer cuando se conoció el deceso de la criatura. Y el desconsuelo se apoderó de Carlos Díaz (44 años, changarín) y su esposa Estella Puscama (34) porque esperaban un milagro para la última de sus nueve hijos. El mismo Díaz había explicado a este diario que su hija había quedado en estado de coma.
El hecho ocurrió sobre las 21,30 del martes en la casa que habitan en el barrio Holanda, en Santa Lucía. A esa hora el matrimonio con la pequeña y dos de sus hijos menores volvieron del centro y los mayores se concentraron en descolgar la ropa que había tendida en el fondo.
Fue en esos instantes que la nena desapareció. De inmediato se pusieron a buscarla hasta que Díaz la encontró metida de cabeza en ese balde que solían dejar con agua para echar al inodoro, porque se les había roto la mochila que carga el líquido, explicaron.
El mismo padre de la nena le aplicó respiración boca a boca y trató de reanimarla mientras intentaba comunicarse con la Policía, hasta que resolvió cargar a la beba en su auto y partió a mil con su mujer hasta el hospital de niños. Allí pusieron todo el empeño para salvar a la nena, pero el milagro no fue posible. Hoy a las 17 será sepultada en el cementerio El Palmar, 9 de Julio.
