Son una familia humilde, pero muy unida, con la religión como pilar fundamental de sus vidas. En las últimas horas tuvieron que atravesar momentos de angustia extrema, de desesperación. Corazones paralizados por el miedo de que a ella, la mimada de la casa, le hubiera pasado algo. Aisha, de sólo 4 años, desapareció mientras jugaba en la puerta de su casa ubicada en la Villa Unión, de Chimbas.

Todo sucedió durante la tarde de ayer. De inmediato, su mamá, abuelos y tíos comenzaron una búsqueda incanzable. A pie, en el auto, en bicicleta. A los gritos, alertando a los vecinos. Todos se sumaron, nadie se quedó quieto. Por supuesto, dieron aviso a la policía y se encendieron las alertas en toda la provincia, a través de la difusión de la imagen de la nena en las redes sociales. Minutos después, llegó el papá de la pequeña y se sumó a la búsqueda. 

Simpática, muy despierta y alegre, Aisha fue arrancada de su casa por una mujer que la llevó en colectivo hasta un rancho de Santa Lucía y allí la mantuvo cautiva durante varias horas junto a su pareja. ¿Con qué fin? Es algo que investiga la policía y que resta determinar.

La pileta de lona, el columpio hecho con una soga, un bebote y la bici esperan por su dueña. "Es muy apegada a la madre. También conmigo. Siempre está acá o enfrente, pero pide permiso, es una nena que pide permiso", dijo su abuela Verónica a DIARIO DE CUYO.

Sus papás están separados, pero con custodia compartida. "Es una niña amorosa. No me dice abuela, me dice abuelita. Siempre me dice que tomemos o té o me pregunta qué voy a hacer de almorzar. Sabe nadar perfectamente. Tiene 4 años pero le encanta, nada por abajo del agua... No se porta mal", relata la abuela y no puede evitar emocionarse.

Es que van pasando las horas y el pensamiento de lo que podría haber ocurrido comienza a ser más fuerte.

La joven nona cuenta que a la nena le encanta rezar. "Ella no puede comer si no está orando. Se enoja si otro empieza a comer y no han orado. Pide por nosotros y por el trabajo de su papá. Ahí recién come". Cristiana, la familia jamás perdió la fe. "Estar firme, creer en Dios, saber que estaba bien. Los niños tienen ángeles y la iban a traer sana y salva".

Celeste, la mamá de Aisha, tiene 20 años y se desvive por su hija. Lo poco que tiene lo destina a ella. Lamentablemente no trabaja, por lo que siempre está al cuidado de su 'bebé'. Ayer, se metió a bañar y la nena desapareció. 

El resto es historia conocida. El llamado de la policía, estaba sana y salva. Gritos, abrazos, llantos de alegría, el aplauso de los vecinos y el reencuentro.