Un viaje a San Juan con su esposa y un matrimonio amigo tuvo un más que complicado final para un conocido abogado que vive en el partido de San Miguel y ocupa un importante cargo en una entidad de profesionales de San Martín, Buenos Aires: pasó poco más de dos días preso en un calabozo y podrá volver a su casa pero con una condena. Ayer, recibió un castigo de 2 años de prisión sin encierro en un juicio abreviado, en el que admitió haber intentado violar a un empleado del hotel donde paraba desde el 21 de junio pasado.

A pedido del defensor oficial César Oro, la jueza de Garantías que intervino en el caso, Celia Maldonado, ordenó que no se divulgara la voz, se distorsionara la imagen y no se publicara la identidad del letrado (sólo sus siglas M.R.C.C.), como tampoco el nombre de la víctima. El alto relieve público del imputado fue uno de los argumentos del defensor público para pedir que no se divulgara ni el nombre ni la imagen de su defendido.

El hecho que complicó seriamente al abogado ocurrió sobre las 19 del último viernes. Según el denunciante, un joven de 26 años, esa tarde el profesional le pidió que le mostrara una habitación de mayor categoría, porque llegaba su primo y deseaba conocer ese lugar. Voceros del caso aseguran que, desde el hotel, habían indicado que el profesional ya había rechazado esa habitación, luego de que se la ofrecieran por sus continuas quejas por el servicio, situación que había llevado a los responsables del costoso alojamiento a concederles una cena gratis el último jueves, indicaron.

Según el denunciante, cuando llegaron a la habitación y abrió la puerta, el letrado le pidió que la cerraran y él se negó por cuestiones protocolares. Sin embargo eso no detuvo al abogado, que cerró la puerta y le dijo: "Yo no quiero alquilar la habitación, yo en realidad quise traerte a vos para hacerte cosas".

Tras ese anuncio, el joven le dijo que no podían hacer nada, que había cámaras, que debían salir. Pero el abogado ignoró todas esas negativas, se bajó el pantalón, le mostró sus genitales, lo arrojó a la cama y lo besó, al tiempo que intentaba bajarle los pantalones. El joven relató que pudo escapar, pero que el ahora condenado (de mayor estructura física) logró tomarle la cabeza e intentar obligarlo a realizarle sexo oral, aunque nuevamente logró escabullirse y empezó a decirle que se vaya.

"Te vi y me gustaste. No puedo quedar así", le dijo el abogado. El denunciante insistió en que se fuera, hecho que ocurrió, pero luego de que el profesional se masturbara en el lavamanos del baño y se limpiara con una toalla.

Después de contarle todo a un superior y de innumerables consultas, el joven se animó a denunciar; su relato recién concluyó en los primeros minutos del sábado en la UFI CAVIG. Tras esa denuncia, el fiscal Alejandro Mattar le pidió a la jueza Maldonado la detención del abogado (quedó preso a las 9,40 del sábado) y la orden para allanar la habitación del hotel donde ocurrieron los hechos, lugar en el que secuestraron líquido seminal y la toalla manchada, indicaron.

Esa evidencia, la cama desordenada, el registro electrónico de apertura y cierre de la puerta de la habitación donde pasó todo y las imágenes de las cámaras de seguridad, terminaron siendo pruebas contundentes que reforzaron los dichos del empleado. Y una de las razones por las que el abogado admitió su autoría delictiva en un juicio abreviado que, en tiempo exprés, terminó con una condena en su contra de 2 años de ejecución condicional.