Indignado, estaba ayer el albañil Alejandro Navarro. Ladrones a plena luz del día se le metieron y le saquearon la casa.

Ni por cerca fue una bienvenida. Todo lo contrario: el día que se terminaban de mudar para quedarse definitivamente en la casa, ladrones se les metieron y les llevaron las pocas cosas de valor que encontraron a su paso. Las víctimas fueron el albañil Alejandro Navarro (48) y su mujer María Molina (32), quienes ayer estaban sumergidos en un estado de tristeza extrema. "Empezamos de a poco a hacer la casita. Hace 4 años que venimos pegando ladrillo por ladrillo, todo a pulmón. Y que el primer día vengan y te lleven todo te corta toda la ilusión, es indignante", dijo Navarro, que para poder terminar de construir la vivienda, ubicada en inmediaciones de Santiago Derqui y Avenida Benavídez, en Santa Lucía, hasta alternó sus changas como albañil con trabajos como guardia y fiambrero.

La pareja junto a su hija de 12 años vivía en la casa de la madre de él. En el 2015 empezaron con el sueño de la vivienda propia y el pasado lunes finalmente lo cumplieron. Pero la alegría se transformó en desazón, porque en eso que fueron a su antiguo domicilio a buscar las últimas cosas, delincuentes entraron y se alzaron con un TV 29", dos Play Station (la 2 y la 3), cinco bolsones repletos de ropa, una garrafa, cinco anillos de plata y cerca de $30.000 con los que iban a pintar el interior de la nueva propiedad.

El golpe ocurrió a plena luz del día, entre las 16 y las 18. Todo indica que los ladrones tuvieron mucho coraje: primero, para hacerle frente a los 3 perros de la familia y a los al menos 4 más que son de los vecinos pero que siempre están con los otros. "Los apedrearon. A una le quebraron una patita, se me está muriendo, está muy jodida, llena de sangre", sostuvo Molina. Y segundo, para arriesgarse a entrar por la puerta del frente, ante el peligro de ser vistos por los vecinos. Al parecer, los malvivientes saltaron el portón y primero quisieron entrar por la ventana del fondo, pero no pudieron. Entonces no les quedó otra que violentar la puerta reja y otra de madera que dan a la calle, incluso con la presión de que en la casa que queda más cerca (no están pegadas) se estaba desarrollando un cumpleaños. "¿Cómo es posible que nadie vio nada?", se lamentó el albañil. La que descubrió que las puertas estaban forzadas fue una hermana del hombre, que tiene su casa en el mismo predio, pero en la parte posterior. De inmediato los llamó y llegaron para confirmar las peores sospechas.

"Tengo mucha bronca, mucha tristeza. Uno consigue cada cosa con tanto sacrificio. Toda la vida trabajando para poder tener algo y que vengan estos negros de m... que les gusta vivir del sacrificio de los otros. Es una lástima... Yo digo, si pudieron saltar el portón, si pudieron acarrear un televisor significa que no son discapacitados ni nada por el estilo, que no tienen ningún problema para trabajar. Que se lo ganen trabajando", dijo Navarro, con mucha impotencia.