Las ironías de la vida juegan con el destino de las personas. Hace dos meses, este diario publicó la noble iniciativa de una nena de apenas 5 años que juntaba ropa para bebés. Anoche, un incendio voraz destruyó hasta el más mínimo bien material de la familia de Hannah y ahora necesita ayuda para recuperarse del duro golpe. DIARIO DE CUYO habló con Sabrina Ibáñez, la mamá de la pequeña, para conocer el momento más difícil del que tengan memoria.

Las explosiones de los vidrios de los ventanales arrojaban las astillas furiosas y complicaban el paso de Sabrina Ibañez, que llevaba en sus brazos a dos hijos e intentaba arrastrar a otra. Alrededor de la una de la mañana del viernes había comenzado el incendio. Ese mismo día, a la mañana, cuando su hijo llegó del colegio, traía una estampita en honor a San Vicente y podría decirse que ese fue el desencadenante de todo.

Al llegar la noche, toda la familia se congregó a rezar un rato frente a la imagen del sacerdote francés que luego fue declarado santo. La ceremonia familiar fue breve porque había entrado bastante la noche y al día siguiente debían despertarse temprano. Sabrina, según comentó, se dirigió a su dormitorio luego de despedirse de los chicos. El niño aprovechó para rezar un rato más y encender una vela. Acto seguido, se metió en la cama. Pasaron varios minutos, y la vela que ardía cayó junto a unos muñecos de goma con el que jugaban los chicos de la familia.

El fuego se desató con violencia y se propagó con una rapidez frenética. El niño despertó luego de haber respirado gran cantidad de monóxido de carbono. Atinó a salir de la habitación –que comparte con sus hermanas: Hannah y una bebé de pocos meses- y gritar auxilio a su madre.

Sabrina, de acuerdo a su relato, estaba algo mareada y cuando llegó hasta su hijo, él yacía en el suelo, desmayado. Sabrina lo cargó en sus brazos y corrió a la habitación a sacar a sus hijas. “La cuna ya se estaba quemando y saqué justo a la bebé” dijo, y agregó que “Hannah estaba en un rinconcito, su cama ya se había quemado entera y no veía por donde salir”.

La mujer los tomó a los tres y comenzó a correr rumbo a la puerta para abandonar la casa. En medio de eso, sucede el estallido de los vidrios, que debió sortear. La situación empeoraba.

La distancia que separa los dormitorios de la salida no es demasiada, pero escapar fue un periplo tristemente inolvidable para la familia. "En la huída me cayó un pedazo de techo en llamas y tengo quemada una parte de la cabeza”, comentó Sabrina. 

La mujer y sus hijos lograron salir, cruzar hasta una estación de servicio y llamar a los bomberos. “Cuando llegaron ya no había nada”, contó la madre de Hannah entre sollozos. La zozobra es total, ella repite “ya no había nada” y se quiebra la voz.  Ahora, toda la familia está viviendo con la abuela de Sabrina, la bisabuela de los niños.

La casa, ubicada en calle Doctor Ortega en inmediaciones de Vidart, quedó completamente destruida. Sabrina explicó que era de ladrillo y que las partes de adobe estaban revocadas, que era linda y recién pintada. “Se quemaron hasta los celulares, no tenemos nada”, dijo la madre de los tres niños, que afortunadamente no sufrieron heridas.

Para comunicarse con la familia y ayudarlos con donaciones: 2644580014 (número de la hermana de Sabrina Ibañez).