Maximiliano Daniel Paredes (23)

Varios acontecimientos se produjeron para la culminación de un ilícito. Un conocido ladrón de viviendas, una visita a su madre, un vecino internado y el CISEM 911, se conjugaron en las últimas horas para configurar el delito, la captura con su posterior y finalmente el acto de justicia: la condena. El delincuente es Maximiliano Daniel Paredes (23), quién ingresó a una casa ubicada en Villa San Damián, precisamente en calle Colón y Magallanes.

El hecho ocurrió en la tarde-noche rawsina. Paredes había ido a visitar a su madre y aprovechó para peritar con ojo clínico la zona. Él llegó de su casa, ubicada en el Barrio La Amistad, en Chimbas. Tal parece, de la conversación maternal surgió la información: una de las casas aledañas estaba desocupada momentáneamente –más tarde se sabría que el dueño es el anciano Carlos Sabino, de 75 años, internado en el Hospital Rawson-.

Al despedirse se madre, Paredes habría  decidido ingresar a la vivienda de Sabino. Haciendo gala de un par de torpezas, Paredes puso en juego lo aprendido a través de su largo prontuario criminal. Habría escalado las rejas y vulnerado la casa al romper el cristal de una ventana. El delincuente no tuvo en cuenta dos elementos de gran importancia y que revestían algo de obviedad: las cámaras del CISEM 911 y la posterior declaración de los vecinos-testigos al personal de la Comisaría 25ta.

Los uniformados, según su propio relato, encontraron al ladrón Paredes en una situación nunca mejor descripta  por la típica frase “las manos en la masa”. Pecando de cierta inocencia delictiva, el joven de 23 años estaba entra las rejas de la casa y había logrado sacar del interior dos jaulas de pájaros.

El personal de la Comisaría 25ta hizo lo propio. Dio la voz de alto y Paredes, sin resistencias, se entregó a la autoridad. Fue detenido y  trasladado a la seccional. Al mismo tiempo que, los pesquisas procedían al secuestro de los bienes robados: las dos jaulas. De inmediato, y bajo el protocolo de Flagrancia, el ayudante de fiscal intervino e instruyó el legajo caratulado bajo la forma de “Robo agravado por efracción y escalamiento en grado de tentativa”.

Posteriormente intervino la UFI N°1, a cargo de la fiscal Virginia Branco, y Paredes miró de frente a la justicia.  La sentencia  lo condena a la pena de prisión de cumplimiento condicional por dos años.