Hubo una testigo -dijeron los investigadores- que escuchó una explosión y, al poner atención para averiguar qué había ocasionado ese ruido, se topó con la escena de un camión desviándose de la calle y encajándose en un gran zanjón. Lo que siguió fue gravísimo, porque el pesado vehículo iba cargado con ripio y se estrelló contra el puente de cemento del ingreso a una finca. El chofer, indicaron, murió prácticamente en el acto.

Se llamaba Ángel Alfredo Olivarez ese camionero y tenía 53 años. Conducía un camión Volkswagen que había sido contratado por Vialidad Provincial para distintos trabajos, como el de ayer, que consistía en consolidar un camino de ripio situados unos kilómetros después del lugar del impacto, precisaron.

Todo pasó alrededor de las 9 de ayer. Y la principal hipótesis sobre el origen del siniestro apuntaba a una falla mecánica. Es que además del testimonio de la mujer que dijo haber escuchado una explosión, en la escena del siniestro se toparon con restos de la cubierta delantera derecha que, al parecer, fue la que se rompió.

Olivarez transitaba hacia el Oeste por calle Divisoria cuando perdió el control del pesado vehículo, entre Zapata y Nacional, en Angaco. Y todo indica que el accidente fue tan sorpresivo que no tuvo tiempo a lanzarse por la puerta o realizar alguna otra maniobra para poder salvar su vida.

Luego del impacto, se hicieron presentes en el lugar los policías de la comisaría de la zona y luego los pesquisas de Homicidios, los peritos de Criminalística y otros efectivos al mando del fiscal Francisco Pizarro y el ayudante fiscal Maximiliano Gerarduzzi, de la UFI de Delitos Especiales.

Los investigadores esperan el resultado de la autopsia en el cuerpo de la víctima y los informes de los peritos en accidentología, para determinar si se confirma o no la teoría de que nadie más que Olivarez estuvo involucrado en el siniestro. Y que el fatal desenlace se produjo por una falla mecánica, que no le dejó ningún margen de maniobra para evitar el peor desenlace.