El lugar. En esta casa sucedió el ataque de José Luis Miranda contra su propia familia. La escena del hecho quedó con vigilancia policial por decisión judicial, por si es necesario recabar más pruebas.

A eso de las 21 del miércoles, una vecina lo vio tomando cerveza. La escena pareció tomar relevancia para esa mujer porque, instantes después, escuchó una discusión a gritos entre ese hombre y su expareja, una joven madre de dos chicos, de 9 y 4 años. Nuevos gritos la despertaron alrededor de la 1 de ayer, pero ya acompañados de algo peor: explosiones. Esa vecina, como otros en ese tramo del barrio Hugo Montaño, en Rawson, supo que esos ruidos habían sido disparos. Y quedaron muy conmovidos cuando supieron, igual que los primeros policías que arribaron al lugar, de la "locura" del autor de esos tiros, pues dio en blancos muy precisos: su hijo de 9 años, que quedó muy grave porque una de esas balas calibre 22 se le coló por la nuca, le hizo perder masa encefálica y quedó alojada en el cráneo. Su otro hijo de 4 años, que sufrió otro balazo en el costado izquierdo de su abdomen. La madre de ambos, de 31 años, que recibió un proyectil en el pómulo izquierdo, pero la bala no penetró en su cabeza y pudo pedir ayuda. De hecho, ella misma pudo sacar a la rastra desde el dormitorio hasta un patio interno a su hijo de 9 años, ya inconsciente, revelaron fuentes policiales y judiciales.

La versión de quienes investigan el caso desde la UFI CAVIG, al mando del fiscal coordinador, Roberto Ginsberg, y el fiscal Eduardo Martínez, es que el autor de todos esos tiros, José Luis Miranda (32), fue visto por los primeros policías que arribaron al lugar. Y que enseguida se metió al baño y se descerrajó un disparo en la cabeza con un arma calibre 22, aunque ese proyectil no puso en peligro su vida, indicaron.

José Luis Miranda no dudó en atacar a tiros a sus propios hijos y su expareja. Todo indica que quiso matarlos y luego quitarse la vida.

Todo pasó en uno de los tres departamentos internos que una mujer construyó en el fondo de su casa de la calle Rizo en el barrio Hugo Montaño, en Rawson.

Allí, los vecinos estaban muy impresionados, pues hacia afuera la pareja no daba muestras de llevar una relación conflictiva. "Ella estaba a punto de recibirse de docente y parece que trabaja de DAI (Docente de Apoyo a la Inclusión). En algún momento a él lo vimos con la mochila de una casa de comidas, parece que hacía delivery, y últimamente como que rondaba mucho por acá, como que la seguía mucho a ella", dijo una vecina.

Los investigadores supieron que, puertas adentro, la situación era muy distinta entre Miranda y esa mujer de 31 años. Llevaban cuatro meses de separados, ya que la relación no era buena, por violencia doméstica y económica, pues él, al parecer, no colaboraba con la mantención de los chicos.

José Luis Miranda 

Es más, ayer dijeron que, el pasado 10 de octubre, la mujer había solicitado protección en la seccional 25ta de Rawson y ese pedido estaba en trámite pero, al parecer, sin ninguna orden judicial prohibiéndole a Miranda acercarse a su familia.

El equipo de Fiscalía, con apoyo de peritos y otros pesquisas de la Policía, había recabado ayer numerosas pruebas, como testimonios, informes médicos y otras evidencias que los llevarán a determinar qué tipo de delito cabe atribuirle penalmente a Miranda.

Todo hace suponer que, por ahora, enfrentará una causa por un triple intento de homicidio agravado por el vínculo, aunque esa evaluación podría variar porque el mayor de sus hijos atravesó una larga operación en el hospital Rawson y su estado es muy delicado.