Un adolescente de 17 años seguía anoche internado en estado de coma y con pronóstico reservado tras los incidentes ocurridos el sábado pasado antes del recital de Viejas Locas en el estadio de Vélez Sarsfield, donde hubo 30 heridos y 44 detenidos.

Rubén Carballo, el chico herido, "sigue en coma, no tiene fiebre y el pronóstico es reservado", informaron en el último parte médico las autoridades de la clínica del barrio porteño de San Cristóbal donde se encuentra hospitalizado. Todo esto producto de las dos fracturas de cráneo, múltiples contusiones hemorrágicas encefálicas y edemas cerebrales, según precisaron. Carballo es uno de los jóvenes que el sábado a la noche fue al club Vélez Sarsfield, en el barrio de Liniers, a ver el recital del grupo de rock Viejas Locas. Sin embargo, minutos antes del espectáculo, hubo incidentes en la cola de ingreso y fue ahí que la policía desató una brutal represión.

Sus amigos perdieron de vista al adolescente en medio de las corridas, los golpes, los chorros de agua y los disparos. Nadie más lo vio. El domingo a las 2 de la tarde, un grupo de niños que jugaba en un predio aledaño al club Vélez Sarfield encontró a Carballo tirado e inconciente. Ya estaba en grave estado.

Circuló una versión de que el joven sufrió esas heridas al caer mientras trepaba un muro del estadio. Por el contrario, Alicia Ortíz -su mamá-, dijo que su hijo está "todo golpeado", tenía "esa tinta azul que les tiran", en referencia a la utilizada por la policía para dispersar y luego identificar a los manifestantes. "Cuando encontramos el pantalón, descubrimos que tenía la entrada del recital", añadió la mujer. La familia comentó también que cargaba su celular y dijeron que todo es muy extraño. Sus amigos cargaron contra la policía, acusándola de la feroz agresión.