Alexandra de Vita (51) veía televisión con su hija Jésica Burgo (22) alrededor de las 0.30 de ayer en el comedor de su casa del barrio Residencial, Capital, cuando quedó perpleja: por la puerta del fondo (colindante con un consorcio), aparecieron cuatro sujetos con rostros cubiertos, revólveres y una violenta exigencia: la plata. Su primera reacción fue decirles que sacaran de una cartera unos 1.300 pesos e intentar huir por la puerta del frente. Pero la tumbaron a golpes y enseguida comprendió que hubo una entrega: "no quiero esto, quiero los dólares, dame los dólares que sacaste del banco, los del banco te batieron", le aclararon antes de golpearla brutalmente, arrastrarla de los pelos hasta arrancárselos y amenazarla en su lado más sensible: "sabemos que tenés una hija más chica que salió recién, la estamos siguiendo y la vamos a matar si no nos das la plata. A tu hijo también lo vamos a matar cuando llegue, decí donde están los dólares", amenazaron.

Alexandra recordó que al cabo de unos 15 minutos, comprendió que toda resistencia sería inútil: los ladrones habían atado con precintos y golpeado también a su hija Jésica hasta provocarle un corte en la frente. Entonces reveló donde tenía esos 20.000 dólares que había sacado unos 10 días atrás de un céntrico banco para una construcción. Quedó atada su hija en un dormitorio, pero antes tuvo que revelarles a los ladrones dónde tenía las llaves de su VW Gol, en el que huyeron a toda velocidad, con los dólares, algunas fantasías, un celular, una Play Station portátil y dos notebooks.

Precisamente esa alocada forma de salir fue lo que alertó al vigilante privado del barrio, que enseguida llegó y rescató a las mujeres. Minutos después, la policía buscaba a los ladrones, hasta encontrar abandonado el Gol en lateral de Circunvalación y 9 de Julio, con una de las notebooks.

"Es realmente aberrante lo que está pasando ya no hay seguridad ni dentro de la casa, ya no se puede vivir tranquilo como antes. Con la mayor impunidad atacan a la gente y no les importa nada. Si yo hubiera tenido un arma y les pego un tiro seguro que voy presa, pero ellos entran por una puerta y salen por otra. Nunca me pasó algo así... uno se siente violado, despojado... espero que los encuentren y que acá en el barrio pongan más vigilancia policial porque hay muchos robos" dijo ayer Alexandra, indignada.