Integrantes del Pro venían señalando como crítica que "el partido está cerrado" y que no se reciben nuevas afiliaciones dado que podrían complicarle el manejo y el control de la presidencia al diputado Enzo Cornejo. Esa situación, según una línea interna, condujo a una movida insólita: que un grupo llevara unas 50 fichas de afiliados al estudio jurídico de la apoderada Claudia Sarmiento, cuya dirección está asentada como domicilio legal de la fuerza política. Molesta, la mujer dijo que fue "una emboscada", dado que la aguardaron en la puerta de su oficina, pero el abogado Mario Ortiz, quien encabezó la embestida con 10 personas, otro profesional y una escribana, destacó anoche que se ven obligados a hacer tal movimiento porque reiteró que las puertas de la agrupación se encuentran cerradas para la incorporación de nuevos miembros.

Al ser consultado, Cornejo indicó que la sede partidaria está abierta todos los días, pese a la movida que hizo anoche el grupo interno y los cuestionamientos que vienen haciendo dirigentes como Fernando Patinela, Fabricio Fachinetti y María Eugenia Raverta. El diputado provincial dijo que no quería entrar en ninguna grieta y que las críticas obedecen a épocas de campaña. El trasfondo es ese. El 4 de diciembre vence su mandato al frente del Pro, por lo que, a más tardar, en noviembre se tiene que disparar el calendario electoral para la renovación de autoridades. Ortiz, quien fue referente del espacio Recrear, el cual se fusionó con el Pro, manifestó que tiene en carpeta otras 400 afiliaciones, pero que se enfrentan a las trabas partidarias. La incorporación de nuevos integrantes de una línea interna puede complicarle los números a Cornejo de cara a una votación, ya que las fichas de afiliados se reciben hasta el cierre del padrón electoral, cosa que aún no ha sucedido.

La conducción del Pro en San Juan es clave, dado que el año que viene será uno de los partidos que se sentará en la mesa local de Juntos por el Cambio, que conduce Marcelo Orrego, de Producción y Trabajo, para dialogar y definir lugares en las listas para los cargos provinciales y en los departamentos, además de la competencia que puede dar con candidatos propios. El Pro tiene su peso, no tanto por su influencia en la provincia, sino por el poderío que ostenta a nivel nacional dentro de la principal alianza opositora.

La queja sobre las afiliaciones no es nueva. En diciembre del año pasado, Fachinetti, exdelegado regional del Ministerio de Trabajo de la Nación, había elevado una carta a Patricia Bullrich, titular nacional del Pro, en la que había expuesto que su sector contaba con 620 fichas de afiliaciones listas, pero que no les dejaban ingresarlas. Por eso, había expresado que el rechazo obedecía a que Cornejo "no quiere internas".

Tanto Patinela, quien quiso disputarle la conducción a Cornejo en 2020, y Raverta, que es vocal en este mandato, pero está distanciada del presidente, remarcaron que es lógica la movida que encabezó Ortiz y el resto debido a la poca apertura y participación que hay en el partido local. A todo eso se suma los escándalos que han atravesado al Pro. Entre ellos estuvo la denuncia de una afiliada contra Cornejo por el cobro a Raverta de su candidatura a concejal de la Capital cuando el hoy diputado era secretario General del partido y por el presunto manejo irregular de fondos. Dicho planteo no tuvo ningún avance judicial. También se cuenta la acusación partidaria de la concejal Verónica Benedetto a la vice Gimena Martinazzo por cobrarle a los ediles rawsinos un porcentaje de sus sueldos. Y está la causa de Martinazzo contra el exdiputado nacional Eduardo Cáceres por lesiones, la que había sido confirmada por la Cámara Penal, aunque la fiscal del juicio pidió el sobreseimiento del extitular del Pro.