Candidaturas testimoniales, la defensa del modelo, el retorno de los ’90, el fantasma de la crisis de 2003, estatizaciones, obra pública, efedrina y la siempre recurrente promesa de cambio fueron los ejes de campaña electoral en la que abundaron los agravios pero faltaron ideas. Un escenario que tuvo a Néstor Kirchner, Francisco de Narváez y "Gran Cuñado" como los principales protagonistas.

Aunque parezca una contradicción, la apatía también tuvo una participación importante a la luz de las encuestas publicadas por los matutinos porteños. Por eso, los candidatos se sacaron brillo a los zapatos. Las caminatas fueron el principal caballito de batalla tanto en Buenos Aires y Capital como en el interior del país. Algunos, como el candidato a senador por el socialismo de Santa Fe, Rubén Giustiniani se jactó de haber recorrido 22.000 kilómetros por el interior de su provincia.

El proselitismo cara a cara hasta tomó por sorpresa a algunos de prevenidos que se encontraron con que quien tocaba a su puerta era alguno de los candidatos.

Kirchner recorrió escuelas, supermercados, fábricas y paseó en autobús, prometiendo trabajar para profundizar el modelo iniciado en 2003, aunque nadie puede confirmar que el ex presidente asuma su banca en Diputados el 10 de diciembre.

El ex presidente, arropado por la maquinaria del Gobierno, de buena parte del aparato peronista y con el respaldo de la poderosa Confederación General del Trabajo, se centró en los logros de su Administración, evocando la figura del general Juan Domingo Perón y envuelto en la causa nacionalista.

La frase "qué te pasa, ¿estás nervioso?", que Kirchner empezó a utilizar contra del diario Clarín, se convirtió en el eslogan de su campaña, hasta el punto de que sus simpatizantes se lo pidieron sistemáticamente en los actos electorales y hasta se abrió una página web con este epígrafe.

De Narváez, por su parte, le apostó a la idea de cambio y se esforzó en sumar respaldos con la promesa de una transformación en el país.

Su muletilla, "tengo un plan", se ha quedado más en una frase que en una propuesta de contenidos, porque el candidato no llegó a desgranar ese "plan" en sus actos proselitistas.

Aunque rezagados en el uso de internet, tanto el oficialismo como la oposición desarrollaron una agresiva campaña que incluyó el marketing telefónico, con un auténtico bombardeo de llamadas con mensajes grabados de los candidatos a la pesca de votos. Y no faltaron los mensajes de textos o las 5,5 millones de cartas que la ANSES le envió a jubilados de todo el país, a un costo de 4 pesos por unidad, con una fuerte defensa del sistema previsional estatal, a menos de una semana de los comicios.

Las canciones de campaña colgadas pasaron casi desapercibidas para la mayoría de los lectores y sólo algunos medios se tomaron el trabajo de hacerlos escuchar. De Narváez y el cordobés Luis Juez optaron por el reggaeton, el Acuerdo Cívico y Social por el rock nacional de los ’80 y Kirchner un ritmo de marcha, bien peronista. Pero, fue Gran Cuñado quien le puso el cascabel al gato.

Los candidatos de la ficción penetraron con mayor fuerza que los de carne y hueso en el imaginario colectivo. La imagen muy negativa que acompañó el ingreso del gemelo de Kirchner a la casa de Canal 13 se fue diluyendo a medida que su alter ego, Freddy Villarreal, lo iba humanizando. La mano de lavandina hizo que el personaje de Néstor se convirtiera en la columna vertebral de Gran Cuñado y esto traspasó los límites de la pantalla chica.

Pero no sólo Kirchner cosechó de Gran Cuñado. Las muletillas de su gemelo de la TV, le sirvieron a Francisco De Narváez para conectarse con la "popu" del interior y conurbano bonaerense que respondían, a coro, al votá, votate.

Ante la ausencia de debate, fue ShowMatch la única oportunidad que tuvo la gente, vía mensaje de texto, de calificar a los candidatos. casualidad, o no, la primera en salir de la casa fue Lilita Carrió, quien hoy podría quedar afuera del Congreso. Y aunque los analistas políticos coinciden en que el "juego" no decide votos, quizá en la Casa Rosada este domingo, en silencio den las gracias a Tinelli.