Un regreso con historia
El broderie, con raíces europeas y espíritu atemporal, fue durante décadas sinónimo de verano, de frescura y de romanticismo. El crochet revive su espíritu libre y artesanal, ese aire boho que marcó los ‘70 y que hoy vuelve con un toque sofisticado. Y el encaje, delicado y etéreo, recupera su protagonismo en prendas urbanas y nocturnas.

Estas técnicas, que antes pertenecían a los ajuares y al trabajo paciente de las manos, hoy se reinterpretan desde el diseño contemporáneo. No es nostalgia: es un nuevo lujo, el de lo hecho con tiempo.

El valor de lo hecho a mano
La belleza está en los detalles y el verano 2026 refuerza esa idea: la moda artesanal no solo viste, también conecta. Cada puntada, cada trama, cada textura cuenta una historia. El valor está en el proceso, en la dedicación y en la elección de materiales nobles que acompañan una forma más consciente de vestir.

Así se lleva en 2025/26
Las pasarelas argentinas y los looks urbanos coinciden: este verano, lo artesanal se reinventa.

Broderie: en vestidos livianos y camisas amplias que respiran libertad.
Crochet: en tops, accesorios y faldas que mezclan textura con color.

Encaje: como detalle sutil en prendas románticas o en transparencias delicadas.
Los colores: la paleta se tiñe de blancos, arenas y verdes suaves, tonos que reflejan calma y conexión con lo natural.

El futuro de la tendencia
Broderie, crochet y encaje no son solo una moda: son una manera de habitar la ropa. Este verano, se celebra el poder de lo artesanal y el valor de lo auténtico. Porque la moda también puede ser una forma de volver a lo esencial.


