Los aplausos, silbidos y los gritos del público se escuchaban desde lejos, a pesar de lo fuerte que estaba la música. Y es que, sólo tapada con lentejuelas blancas y plateadas, Evangelina Carrozo, la madrina del carnaval Por Siempre en Chimbas, hizo delirar a más de 70.000 personas que disfrutaron de la fiesta. Además de la madrina, los chimberos presentaron una murga porteña que con un arte novedoso para el corsódromo de calle Mendoza, revolucionó a todos.

Al ritmo de las batucadas y moviendo el cuerpo con la sensualidad propia del Carnaval de Gualeguaychú, la correntina bailó sobre el carro que el departamento presentó en la Fiesta Nacional del Sol. Con su cabello suelto, el cuerpo casi descubierto y con una gran sonrisa deleitó todos las personas que se apostaron a los largo de los 800 metros y que sucumbieron en aplausos.

Sumada a ella, la alegría del corso también estuvo a cargo de los Inevitables de Flores, una murga porteña que con espectaculares trajes naranjas, verdes y blanco, hicieron que la gente se levantara de sus asientos para aplaudir a los artistas que por primera vez se presentaban en el carnaval. Así, al ritmo de tangos, cumbias, vals y música murguera, los 68 artistas de Buenos Aires fueron las otras estrellas de la noche. Con saltos espectaculares, bandera gigantes y hasta con sketch presentaron un espectáculo que duró 40 minutos.

Además de los artistas visitantes, las agrupaciones chimberas se lucieron en el corsódromo. Así, el fuego, el humo y la sensualidad de las mujeres hicieron que los colores de las plumas y el ritmo de las batucadas le pusieran calor a la noche que estuvo ventosa y fría.

A pesar que las mujeres son las que más suspiros se roban en cada edición de Por Siempre Chimbas, los niños de las agrupaciones son las otras estrellas. A continuación, algunos de los niños que participaron del la edición XVII del corso chimbero.