Inauguración de Chincul.

La apertura de la empresa Chincul fue un hecho que marcó la historia productiva de San Juan. En diciembre de 1972, la noticia de la llegada de la firma aeronáutica a tierras sanjuaninas mantuvo en vilo a la población que se ilusionaba con una fuente laboral y el crecimiento económico de la provincia. Tuvo su época de oro entre 1977 y 1980 pero las decisiones neoriberalistas del Gobierno de Menem obligaron a la empresa a levantar campamento y despedirse de San Juan.

En el ’72, el brigadier Carlos Rey comandante de la Fuerza Aérea Argentina se dio cita en la provincia para cortar la cinta inaugural de la empresa que se ubicó en aproximadamente 10 héctareas, en Pocito. Había gran expectativa por el desembarco de la firma y en su discurso, el gobernador Carlos Gómez Centurión, mencionó la proyección de convertir a San Juan en un emporio industrial.

En plena producción.
 

Chincul llegó a fabricar 800 aviones y tuvo a 500 expertos armando 12 modelos distintos que en su mayoría eran exportados a Brasil. La firma, integrada por capitales totalmente argentinos, pudo asentarse en suelo cuyano gracias al Plan Huarpes, programa de inversiones e integración que contemplaba beneficios financieros.

Vista aérea de Chincul.
 

En su época dorada, significó una notable mejora en la situación económica de San Juan. Fabricaban aviones marca Piper para uso deportivo, de fumigación, escuela y ejecutivos. El polo productivo iba en ascenso, se alcanzó a construir 17 aviones fumigadores "Bravo" que fueron vendidos a Brasil y en 1991, hasta se incorporó la firma estadounidense "Bell" para fabricar helicópteros.

Todo parecía que el coloso pocitano, que comenzó con un hangar de 2.845 metros cubiertos, iba a permanecer por varias décadas pero el 31 de enero de 1995  cerró sus puertas. El gobierno del entonces presidente Carlos Menem eliminó las subvenciones estatales que protegían a este tipo de actividad de gran costo y poco rentable. Tras soportar un largo periodo crítico, despidió a 80 empleados y 30 quedaron cesanteados cuando cerró definitivamente sus puertas después de 22 años de productividad.

En 2006, se retomaron los intentos de revivir la actividad pero no se impulsaron líneas de crédito o exenciones impositiva que requería la empresa. Por su parte, el gobierno municipal había expropiado 2 hectáreas del predio para levantar una empacadora de ajos y donde posteriormente se ensamblaban motos y  maquinarias de Maverick.

La empresa que fue el orgullo pocitano tuvo tres turnos de trabajo durante las 24 horas, seis días a la semana y sin meses de descanso. Pero luego de años de ver luz y actividad incansable, bajó las persianas y quedó en el recuerdo sanjuanino. Chincul fue el símbolo de la "productividad aérea de capitales privados más grande de Latinoamérica", tal como rezaba un cartel en el hangar donde se realizaban las fabricaciones y que pasó a ser la víctima de la hiperinflación, la saturación del mercado y los altos impuestos de los ’90 que terminaron sepultando su producción.