Aunque muchos lo dudaron, finalmente se casaron Karina Jelinek y Leonardo Fariña, un empresario de 28 años que eclipsó a la voluptuosa morocha hace poco más de tres meses. Dieron el sí ayer en un registro civil porteño y esta noche será el "gran festejo gran" en el Tattersall, un complejo de gran jerarquía de la zona de Palermo.

Para la ceremonia civil, Jelinek eligió un vestido que compró en el exterior -blanco, sin mangas, hasta la rodilla y con un profundo escote con transparencia-, que combinó con sandalias plata.

"Me caso, y enseguida vuelvo y les cuento", declaró a la prensa a su ingreso, fiel a su estilo naif y aniñado. Las cámaras esperaron fuera de la sala hasta que el flamante matrimonio salió con libreta en mano. "Estoy muy feliz. Gracias por estar en este momento tan especial", dijo la novia a los cronistas.

El gran festejo de la modelo y el financista -sobre el que pesa el rumor de ser hijo no reconocido de Néstor Kirchner- será esta noche junto a 250 invitados. Karina Olga, que lucirá vestido y zapatos de Pablo Ramírez, espera casarse como una reina. De hecho, llegó a decir hace un par de semanas que adelantó un día la fecha de su casamiento para no superponerla con la Boda de William y Kate de Inglaterra.

Otro detalle de la boda es que -a diferencia de Lopilato y Bublé- no hicieron lista de regalos. Simplemente distribuyeron un número de cuenta que corresponde al Hospital de Niños Garraham sugiriendo donaran a la institución a modo de regalo. Y demostrando que se puede reir de sí misma, en las invitaciones también se podía leer: "Karina y Leo proponen elegante, el resto queda a su criterio", en referencia a la ropa y en alusión a la famosa frase que inmortalizó la modelo.

"Están invitadas todas las personas que conozco, que tengo buena relación y que he compartido una vida laboral en la tele. El show musical de la fiesta va a ser sorpresa, hay que verlo y vivirlo en carne propia", adelantó una Jelinek, que libreta en mano, aseguró que comienza otra etapa en su vida.