A José Torres le temblaron las manos. Y la voz. Ante la mirada atenta de varios coterráneos, y la presencia de la imagen del santo patrono de su pueblo natal, desató las cintas de colores patrios, atadas en la puerta de entrada de una humilde casa. Finalmente, y después de cinco años de esfuerzos, pudo ver concretado su sueño: el Centro de Residentes Vallistos en San Juan, que preside, por fin tiene sede propia. Un sueño que según Torres, se alcanzó gracias a la bendición de San Agustín. Es por eso que ayer todos los participantes del maratón en honor al santo no sólo hicieron corriendo los tres kilómetros y medio del circuito. También entonaron cantos religiosos para alabar al patrono de Valle Fértil durante todo el camino.

Un grupo de 72 personas participó ayer del primer maratón en honor a San Agustín. Y a pesar de que la convocatoria fue principalmente para los vallistos que viven en San Juan y para las familias devotas del santo, la mayoría de los participantes fueron competidores profesionales que aprovecharon la ocasión para entrenarse. Pero respetando la fe. Los integrantes de una delegación atlética que llegó del departamento 9 de Julio se encomendaron al santo antes de la largada, poniendo una rodilla en tierra.

El chofer que condujo la camioneta que trasladaba a San Agustín estuvo por momentos desconcertado. No supo si acelerar la marcha o aminorarla. Es que los atletas con experiencia tomaron la delantera y aventajaron por más de 100 metros al resto. Ante la duda, prefirió mantenerse en el medio de ambos grupos para que los de atrás se sintieran alentados por el santo, y los de adelante, protegidos. Y fue la ubicación más favorable. La gente, al ver pasar a los primeros atletas, se quedó en las veredas para saludar al santo que venía más atrás. Como los cartoneros, que estaban trabajando sobre calle Laprida y que dejaron de revolver basureros, se sacaron las gorras y se persignaron tras el paso del patrono de Valle Fértil.