En el barrio Covirpol, según revelan los diarios mendocinos, viven policías retirados, en su mayoría, que cuentan con jubilaciones o pensiones mínimas (entre 2.500 y 3.000 pesos) y a duras penas llegan a fin de mes. Las casas son de una sola planta, elegantes y cuidadas pero de ladrillos huecos y los autos que se ven en la puerta generalmente pueden jactarse de haber sido creados hace varias décadas.