Sofía (35), empleada judicial, y Sebastián (33), quien distribuye bebidas junto a su hermano mellizo, no tienen horarios en Salta. De hecho, la primera comida fuerte del día la tienen después de las 20.30, en un humilde pero acogedor kiosco-bar cercano al hospital de Orán. Los días suelen pasar sin pausas, pero siempre con angustia.
A las 7 ya están levantados y se trasladan al Juzgado o a ver a su abogado. Atienden los llamados de la prensa de San Juan (han llegado a tener más de 20 comunicaciones diarias) y de sus familiares. Sebastián, en tanto, ya se sometió a una pericia psicológica que pidió el juez y Sofía la completará mañana. La siesta los encuentra de regreso en el hotel y ahí estudian por enésima vez las copias del expediente.
Hablan con Maximiliano, el hermano abogado de Sebastián que trabaja desde San Juan, mientras la ignorada TV de 21 pulgadas pasa en silencio los Juegos Olímpicos. Cuando quieren darse cuenta, se acerca la hora de buscar a Teo y de 18 a 19.30 es la única rutina fija que tienen. Por otro lado, los sanjuaninos decidieron asistir a algunas radios de Orán para dar a conocer su situación, pues acá en Salta el caso no es conocido. “Nosotros nunca ocultamos nada. Hicimos todos los papeles como corresponde y están a disposición de cualquiera. Por eso luchamos”, contó Mercado.
En tanto, como pasa el tiempo y ahora no saben qué pasará con la competencia de la causa (si la toma la Justicia de San Juan o Salta, algo que decidirá la Corte Suprema) acaban de alquilar un departamento, ubicado a metros del Juzgado. Su abogado salteño les prestó una mesa, unas sillas y dos camas. “Será más barato que estar en el hotel y al contrato lo firmamos por 2 años. Estamos dispuestos a todo, a tener que vivir acá si eso es necesario para estar con Teo”, indicó Sofía.
Las cálidas noches salteñas los encuentra cenando en ese kiosco-bar que adoptaron porque es barato y se come bien, mientras que ya en el hotel, volverán a repasar el expediente. “Dormimos poco y nada. Las madrugadas suelen ser muy tristes, pensando en todo y especialmente en cómo estará mi hijo, tan lejos nuestro, tan lejos de nuestra casa”, confesó Sofía, para quebrarse por enésima vez